El
pasado domingo, 7 de octubre, el Diario El Mundo, bajo el titular “La última Alcaldesa en aferrarse al cargo”
publicó un demoledor artículo de Héctor Fernández que plantea no pocas
interrogantes y deja perplejo a cualquier afiliado del Partido Popular sobre
los oscuros “manejos” que se producen en su interior. El artículo en cuestión
empieza así: “Sonia Castedo se ha
convertido en una piedra en el zapato de José Ciscar, Alberto Fabra y María
Dolores de Cospedal. O lo que es lo mismo, de todas las estructuras del PP,
desde la provincial hasta la nacional pasando por la autonómica. Su negativa a
dimitir como primera edil de Alicante después de la imputación de tres graves
delitos, tráfico de influencias, cohecho y revelación de información
privilegiada, y de que tenga la ciudad paralizada a la espera de su horizonte
panal, se ha planteado como un pulso a las diferentes cúpulas del partido que
en otros casos han enseñado ya la puerta de salida a los imputados”.
Poco
más adelante continúa afirmando que “Alberto
Fabra ha sido inflexible con altos cargos de la Generalitat dependientes
directamente de él, como es el caso del cese inmediato del ex secretario
autonómico de Turismo, Luis Lobón, por su imputación en el caso Noós… Por eso,
lo que muchos en el partido se preguntan es ¿por qué Castedo se le resiste?”
El
articulista ofrece cuatro razones para explicar esa resistencia de la Alcaldesa
de Alicante:
“1º Maneja los tiempos del Partido en vez de que
sea al revés. Castedo, pese a sus
errores mediáticos, está siendo habilidosa en el manejo de los tiempos. Ha
conseguido que solo haya un interlocutor, el Presidente provincial del PP, José
Ciscar, entre el Presidente Regional y ella. Y le ha arrancado el compromiso de
protegerla mientras no haya nuevas decisiones judiciales. Ciscar está dispuesto
a aplazar la Asamblea del PP de Alicante lo máximo para permitirle presentarse
en el supuesto de que se archive la causa. En caso contrario, o promociona a su
delfín, Carlos Castillo, como Presidente local o dividirá el partido en
distritos para que no haya ningún contrapoder a la estructura provincial…
2º
Juega con el miedo del PP a una escisión en Alicante…. Además, ha
extendido la amenaza que si se le obliga a dimitir podría presentarse en 2015
como independiente y arrebatar la Alcaldía al PP…
3º El
PPCV y la Generalitat tienen sus propios problemas…. Gürtel,
Noós y Cooperación…
4º Se
ha convertido con el paso de los años en la “líder” de los críticos con Fabra
en la Provincia.
Para
concluir su análisis, el articulista ofrece una última explicación para la
numantina resistencia de la Alcaldesa:
Sin
ninguna salida fuera de la política.
“No se va porque no tiene donde irse”
dicen sus compañeros. Y es que Castedo no tiene profesión fuera de la política.
… A esto se añade que durante este año ha intentado colocar a su marido
desempleado (Arturo Soto “Turi”, de profesión transportista) en la Diputación,
sin éxito.”
De
todas estas razones expuestas en este periódico no se puede admitir ninguna con
el peso suficiente para explicar, no la esperada resistencia de la Alcaldesa a
presentar su dimisión, sino la falta de un pronunciamiento claro y contundente,
de un gesto inequívoco de reprobación por parte del Presidente Regional y del
Presidente Provincial. Si se diese por válida la primera razón, el manejo de
los tiempos, deberían sonar todas las alarmas en el Partido Popular ya que sólo
cabría preguntarse qué fuerza oculta la Alcaldesa, qué arma tan poderosa
esconde como para doblegar al Presidente Provincial y obtener de él su
protección hasta el punto de condicionar el calendario para la elección de un
nuevo Presidente Local de Alicante, para imponer en su caso al delfín de Sonia
Castedo, Carlos Castillo, (más de lo mismo) o para dividir a la ciudad en
distritos agraviándola, una vez más, en relación a la ciudad de Elche, por
ejemplo. Cualquiera de estas tres opciones sería no sólo una muestra de
debilidad de la Dirección Provincial sino, además, un claro desprecio a los
derechos de los afiliados de la Ciudad de Alicante a los que se demostraría que
nada ha cambiado tras el Congreso Provincial, que sobreviven hábitos caducos y
podridos en la forma de hacer política.
Es
muy poco probable que alguien pueda tener miedo a una hipotética escisión del
PP Alicantino liderada por alguien imputado y que hasta el día de hoy ha
demostrado una clara incapacidad para liderar un proyecto de ciudad y cuyo
estilo político se aleja cada día más de las exigencias morales que el servicio
público impone. Las convocatorias electorales están llenas de cadáveres
políticos de muchos que un día se creyeron por encima de las siglas de su
partido y que llegaron a creerse valores políticos “per se”.
Es
evidente que su perfil profesional o, mejor dicho, su incapacidad para ganarse
la vida fuera de la sombra del poder condiciona enormemente el paso de la
dimisión en la Alcaldesa de Alicante. Pero ni esa, ni ninguna de las otras
razones pueden servir de excusa para que la Dirección Provincial adopte una
postura pública clara y tajante, salvo que haya algo más que esconder. Si la
política del Presidente Fabra es “aparcar” a los imputados, la Alcaldesa de
Alicante no puede ser una excepción. Si no quiere dimitir como Alcaldesa
(podría conservar su asiento de concejal hasta que se diluciden las causas
penales contra ella y volver al primer asiento en el caso de que salga limpia),
la Dirección Provincial tiene la obligación moral, ética y política de pedir su
dimisión y, en su caso, de ordenar una moción de censura a los concejales
populares. Más vale una vez colorado que ciento amarillo. Todo lo que no pase
por ahí son paños calientes inaceptables para cuantos propugnamos
transparencia, honestidad, democracia interna y participación en el seno del
Partido Popular.
No
es de extrañar que con la pasividad de muchos, los silencios de algunos y la
trayectoria de unos pocos, hoy mismo, algunas encuestas (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/10/08/valencia/1349726507_027630.html)
pronostiquen un vuelco electoral en la Comunidad Valenciana anunciando una
próxima mayoría de izquierdas. Y seguramente así será si no se actúa de forma
ejemplar, si no se recupera la sintonía con los ciudadanos cansados de una
clase política, responsable de la crisis, y enrocada en su mundo de privilegios
y conspiraciones. La izquierda valenciana está encontrando a sus mejores
aliados en los Alperi, Castedo, Blasco, etc. y algunos no nos vamos a resignar
a ello (https://www.facebook.com/pages/Foro-Plataforma-Popular-de-Alicante/142778659189545?fref=ts).
Santiago
de Munck Loyola