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martes, 27 de mayo de 2014

Elecciones europeas: un varapalo especial en el Levante.


El varapalo que los resultados electorales han supuesto para la clase política española y, en especial, para los dirigentes de los dos grandes partidos políticos empieza a tener consecuencias. Los primeros en reaccionar y en asumir las responsabilidades por los resultados electorales han sido los socialistas cuyo líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha convocado un congreso extraordinario de su partido y ha adelantado el proceso de primarias. Lo ha hecho incluso reconociendo, por primera vez y en contra del discurso que ha venido manteniendo, que el fracaso socialista como alternativa es consecuencia en gran parte de los daños producidos a muchos españoles durante la etapa de gobierno de su partido. Y esta actitud es, sin lugar a dudas, un buen comienzo para intentar reconstruir una alternativa política sólida y creíble de cara al futuro.

Muy diferente es, sin embargo, la actitud del otro gran castigado por los resultados electorales, el Partido Popular. Da la sensación de que el hecho de haber ganado es más que suficiente para intentar minimizar la realidad de una victoria que ha supuesto la pérdida de 8 escaños sobre 24 y la fuga de 2.500.000 votos. Salvo alguna llamada a la reflexión interna, como si fuese tan difícil entender por qué se ha producido este fuerte castigo, y salvo alguna autocrítica más seria como la de la Presidenta popular madrileña, Esperanza Aguirre, que ha estado una vez más absolutamente certera en su análisis y en sus propuestas para enderezar la situación, lo cierto es que poco más se ha podido escuchar de interés de los dirigentes populares. Es más, algunos de ellos parecen empeñados en no querer enterarse de lo que pasa y de culpar el empedrado. Es el caso, nada menos, de la propia Secretaria General, Mª Dolores de Cospedal, que su supuesta llamada a la reflexión ante lo que es mucho más que un simple toque de atención de los votantes se limitaba a hacer autocrítica sobre la “forma de comunicar” del partido a los ciudadanos las actuaciones del Gobierno. Es decir, que a su juicio, el principal problema del PP es que no comunica bien con el ciudadano y que por eso éste no entiende bien lo que hace el gobierno. ¡Acabáramos! La culpa, en el fondo, es del votante que no termina de sintonizar. Pues bien, se equivoca una vez más la Sra. De Cospedal y todos los demás dirigentes populares que no son capaces de asumir y expresar públicamente lo que es una realidad incontestable: buena parte de los votantes populares se han quedado en casa precisamente porque entienden bien, perfectamente bien, lo que está haciendo el Partido Popular en el gobierno. Se han quedado en casa o han elegido otras opciones políticas porque entienden que el PP no sólo no está cumpliendo el programa electoral, que hasta hace muy poco era “vendido” como un contrato entre el candidato y el votante, sino que, además, está traicionando los propios principios que siempre han inspirado al Partido Popular. Así de claro y de sencillo.

Y la misma falta de reacción y de autocrítica que se aprecia en el PP nacional se observa en la Comunidad Valenciana, en el PPCV, donde el varapalo ha sido aún mayor. La desafección ciudadana y en especial la del votante popular que algunos, por cierto, veníamos anunciando hace tiempo como consecuencia de la escandalosa tolerancia de los dirigentes del PPCV ante los innumerables casos de corrupción que le salpican se ha puesto de manifiesto con especial fuerza en nuestra tierra. Así, mientras el PP ha perdido una media del 16 % de sus votos en toda España, en la Comunidad Valenciana esa pérdida de votos se ha elevado hasta el 23 %. Este castigo electoral no es casual. Su origen está en la política de un PPCV escasamente democrático, controlado por rancias camarillas, en el que el afiliado no cuenta para nada y en el que la democracia interna no existe lo que ha producido, como era de esperar, una delirante política que ha arruinado a la Comunidad Valenciana y un cúmulo de casos de corrupción a los que nadie ha sido capaz de poner freno. 

Cerca de 500.000 ciudadanos de la Comunidad Valenciana han decidido no volver a depositar en estas elecciones su confianza en este PPCV y no vale achacarlo exclusivamente al desgaste provocado por las medidas del Gobierno de Rajoy porque la pérdida de votos es casi un tercio más a la media nacional. La fuga de estos 500.000 votantes es mérito también y ganado a pulso por Alberto Fabra, un líder artificial y sin palabra, por Serafín Castellano, por Javier Moliner, por Alfonso Rus, la personificación de la sutileza política y el pluriempleo, por José Ciscar y su acólito, JJ Zaplana, el dúo protector de imputados, y por la larga ristra, hasta 127, de cargos públicos populares imputados en diferentes casos de corrupción. Esos son los responsables del varapalo electoral levantino y, con seguridad, ninguno de ellos tendrá la decencia de dimitir. 

Lo más sorprendente es la capacidad de resignación y de lealtad hacia unas nobles siglas secuestradas por semejante tropa que no se merecen los 507.000 votos recibidos. Sin autocrítica, sin reacción positiva, sin regeneración política terminarán esfumándose estos votos también. Han dejado el campo del centro derecha alicantino, que es lo que nos toca más de cerca, hecho unos zorros y todavía no se ha estructurado una nueva opción política, a la vista de los resultados del pasado domingo, capaz de resucitar la confianza ciudadana en unos principios e ideales que siguen siendo sociológicamente mayoritarios en la provincia. Pero pronto van a cambiar las cosas.

Santiago de Munck Loyola


lunes, 26 de mayo de 2014

Elecciones europeas: varapalo general.


Cerradas las urnas y finalizado el recuento de los votos, empieza la resaca electoral o la comedia titulada “todos hemos ganado”, aunque en muchos casos la procesión vaya por dentro. Lo cierto es que el análisis de los resultados electorales será muy diferente, incluso contradictorio, según se haga desde las portavocías de los partidos políticos o por los analistas políticos en los medios de comunicación.

Tras una aburrida campaña en la que los problemas reales de Europa y de los propios ciudadanos españoles han estado bastante ausentes se abre un nuevo panorama político según los resultados electorales. Hay que señalar, en primer lugar, que aunque algunos interesadamente pretendan lo contrario no es posible extrapolar estos resultados al ámbito de la política interna. Los resultados de las elecciones europeas son orientativos de ciertas tendencias políticas, de ciertos movimientos en el ámbito doméstico, pero no pueden ser tomados como un reflejo exacto, de un pronóstico certero de lo que hubiera ocurrido o de lo que va a ocurrir en el caso de que se tratase de unas elecciones nacionales, autonómicas o municipales. Conviene, en segundo lugar, hacer un repaso pausado de la serie histórica de los datos electorales en comicios europeos anteriores para poder evaluar en su justo término el significado y la trascendencia de esta votación.

Tradicionalmente, los electores no tenemos conciencia de la verdadera trascendencia e importancia de los comicios europeos. Tenemos la sensación de que Europa nos queda lejos y que, por tanto, no nos jugamos gran cosa en el partido. Y de ahí que la participación sea escasa. Si a ello sumamos que la campaña electoral que los contendientes desarrollan no invita precisamente a la participación y que supone un elemento más de desmovilización electoral, es perfectamente comprensible que el auténtico ganado de estas elecciones europeas sea la abstención. Y el triunfo sin paliativos de la abstención es un auténtico fracaso de todos los partidos que han concurrido, desde Podemos de Pablo Iglesias hasta el PP de Arias Cañete. Juntos no han sido capaces de convencer a los votantes de que hagan uso de su derecho al voto, de que sean actores en el sistema político.

El segundo gran dato que a primera vista observamos es el fuerte castigo que han sufrido los dos gran partidos, el PP y el PSOE, que juntos no llegan a sumar el 50 % de los sufragios cuando antes superaban el 80%. Es un varapalo sin paliativos para el partido del Gobierno y para el partido que se pretendía ser su alternativa, para dos partidos cuyas candidaturas habían sido impuestas a dedo.  El PSOE sigue en caída libre sin ser capaz de rentabilizar su posición de oposición. Tras su desastrosa etapa de gobierno no ha sido capaz de realizar la más mínima autocrítica, no ha procedido a regenerarse y no es capaz de construir un discurso nacional y alternativo. Para colmo se ha empeñado en la campaña en centrarse en un error dialéctico de su adversario, como si el machismo fuese el principal de nuestra sociedad, ratificando con ello lo que era evidente, que la Sra. Valenciano carecía de suficiente talla política para tan alta misión. El voto de la izquierda se ha fragmentado como nunca. El desmoronamiento socialista ha alumbrado y propiciado parte del crecimiento de UPyD, el de IU y el de la extrema izquierda de Podemos, un conglomerado antisistema por la izquierda tan peligroso para la democracia como por la derecha el de Nuevo Amanecer en Grecia.

Y si el varapalo al PSOE ha sido sonado, no lo ha sido menos el que ha recibido el Partido Popular. Hoy mismo, el director de la campaña popular, Carlos Floriano, en declaraciones a un medio de comunicación achacaba este varapalo a que el votante popular o bien no había aceptado o bien no había comprendido la actuación del Gobierno de Mariano Rajoy. Ni una sola frase de autocrítica. Y se equivoca: el votante popular ha comprendido perfectamente el alcance de las medidas de Rajoy y no las acepta porque suponen lisa y llanamente una traición a los principios políticos y al propio programa electoral del Partido Popular. Por ello, la inmensa mayoría de la abstención proviene de las filas del centro derecha español. Mientras la izquierda y la ultraizquierda se han movilizado y ahí están los resultados, el votante de centro derecha en gran medida ha preferido no votar. El PP ha perdido, respecto al año 2009, más de un 16 % de sus votantes y sólo una parte de los mismos ha sido recogida por partidos como UPyD, Ciudadanos o VOX. En concreto y suponiendo que todo el incremento de UPyD provenga del PP, que no es así, estos partidos han recogido el 9,1 % de los votos. Es muy probable que parte del crecimiento de UPyD provenga de antiguos votantes del PP, algo curioso tratándose de un partido de izquierdas, y otra parte de ex votantes socialistas. Y ciudadanos y VOX por su parte han crecido a costa del Partido Popular, eso es indudable, pero no han sabido o no han podido capitalizar eficientemente el desencanto del votante popular, pese al triunfalismo de Ciudadanos que en Cataluña, su feudo, no ha obtenido unos resultados precisamente brillantes.

Debería abrirse ahora un serio período de reflexión y, consecuentemente, de reacción en los partidos políticos, sobre todo, entre los que hasta ahora han venido siendo la base de la estabilidad del sistema político. Si no son capaces de renovarse, de conectar con los problemas reales de los ciudadanos, de ofrecer soluciones, de ser ejemplares, de acabar con la corrupción, de regenerarse y de regenerar el propio sistema democrático serán dinamitados políticamente y con ellos el propio sistema del que se han venido sirviendo impunemente en detrimento del interés general.

Santiago de Munck Loyola


viernes, 23 de mayo de 2014

Acaba la campaña electoral, gracias a Dios.


Hoy termina la aburrida, zafia e inútil, gracias a la impresentable actitud de la mayoría de los partidos y candidatos que concurren, campaña electoral de las elecciones europeas y mañana se celebrará a llamada jornada de reflexión en la que una gran parte de los electores podrán elucubrar, sobre todo, si ganará el Real o el Atético de Madrid la final lisboeta.

Normalmente, las campañas electorales en nuestro país se vienen caracterizando por un bajo nivel de ideas y de propuestas y se suelen limitar a una competición de descalificaciones y exabruptos entre los distintos candidatos. En muchas ocasiones, y esta no ha sido una excepción, da la sensación de que los diferentes partidos nos consideran a los votantes incapaces de entender cualquier tipo de razonamiento o idea que supere el escalón del chascarrillo o el tópico simplista. Es patente que existe entre buena parte de la clase política un claro desprecio hacia la capacidad de comprensión y razonamiento de los votantes.

¿Y qué ha ocurrido en esta campaña electoral europea? Pues, además de lo anterior y del incidente de Arias Cañete, poco más. De una parte, que la inmensa mayoría de los medios de comunicación se ha conjurado en un pacto de silencio para ocultar a cualquier fuerza política cuya irrupción en el escenario político pudiese suponer un desequilibrio o un riesgo para el sistema bipartidista. Y a ello han contribuido no sólo los medios de comunicación públicos, la voz de su amo, sino también la gran mayoría de los medios de comunicación privados y supuestamente independientes, salvo alguna que otra honrosa excepción. Por otra parte, la mayoría de los partidos políticos han hecho o han intentado hacer una campaña electoral en clave nacional pero adulterada. Unos nos han contado que los socialistas no deben volver como si del resultado de las europeas dependiese la formación de un nuevo gobierno en España y otros que ellos nos van a sacar de la crisis que en su día no supieron o no quisieron ver y que los populares han agravado. Pero, en el fondo y situando el debate en clave nacional, pocos han querido entrar en los problemas que en realidad preocupan a los ciudadanos. Muy poco se ha hablado del paro y de las soluciones que se podrían proponer ante las negras perspectivas de creación de empleo, poco o muy poco se ha hablado de los problemas derivados del desafío independentistas y mucho menos aún de los graves problemas que la corrupción y la falta de regeneración democrática del sistema ocasionan. Es como si los dos grandes partidos, sobre todo, se hubiesen puesto de acuerdo en no tocar la corrupción que tanto les salpica, a pesar de ser una de las grandes preocupaciones de los ciudadanos españoles según todas las encuestas. Por tanto, campaña en clave nacional pero descafeinada.

Con ello y con el hastío y la desafección ciudadana hacia la clase política, la mayoría de los partidos han conseguido que, si para muchos ciudadanos estas elecciones eran intrascendentes, lo sean ahora aún más. Planteando la campaña en una supuesta clave nacional que no ha sido tal, no han hablado de los problemas reales de la gente y aún menos de los problemas que se derivan de nuestra integración en Europa que también nos atañen. Poco o nada nos han hablado sobre la política europea en torno a la inmigración a pesar de los dramas que a diario se viven en nuestras costas y fronteras que también lo son de la Unión Europea, poco o nada nos han hablado sobre el creciente problema de la caída de la natalidad en una Europa cada año más vieja, poco o nada nos han hablado sobre la unión bancaria, sobre la necesaria estabilidad del euro o sobre la integración fiscal como tampoco lo han hecho sobre la política común exterior o de defensa comunitaria cuando al borde mismo de nuestras fronteras se están desarrollando serios conflictos que pueden desembocar en trágicos enfrentamientos civiles como en Ucrania y en los que la influencia de la Unión ha sido parte del detonante de los mismo.

La ausencia de debate público sobre los problemas reales que como miembros de la Unión afectan a la vida diaria de los ciudadanos y la propia incapacidad de las Instituciones europeas a la hora de abordarlos están en el origen del creciente euroescepticismo que se detecta en amplios sectores de la población. Muchos ciudadanos se cuestionan la necesidad de esta Unión si, de una parte no se abordan con eficacia graves problemas diarios, y si, de otra, no se atisba en el discurso político de los candidatos intención alguna de ponerse manos a la obra.

Los europeos tenemos señas de identidad comunes, por cierto eliminadas en las referencias constitutivas de la propia Unión, y problemas comunes algunos muy acuciantes pero la actitud de quienes nos han de representar, salvo algunas excepciones, no permite vislumbrar el nacimiento de proyectos comunes que refuercen esta Unión y que despierten la ilusión ciudadana. Es la clase política, una vez más, la que no sabe estar a la altura de las circunstancias y la que abona día a día  la pérdida de la ilusión por Europa entre los ciudadanos. ¡De pena!

Lo dicho, a reflexionar toca el sábado y a votar el domingo a pesar de todo. Un servidor sabe ya, sin necesidad de jornada de reflexión, a quien no votar: a los que incumplen su programa, a los incompetentes y demagogos ante la crisis, a los enemigos de la regeneración, a los que se complacen revolcándose en la cochiquera de la corrupción, a los separatistas y sus socios, a los colectivistas y enemigos de las libertades o a los populistas televisivos. ¡A votar toca para no otorgar con el silencio!

Santiago de Munck Loyola



jueves, 15 de mayo de 2014

¿Un Gobierno PP-PSOE?


Las coincidencias y las casualidades no suelen existir en política. Y no debe ser una simple casualidad que importantes políticos de nuestro país, unos en activo y otros en presunto retiro, unos de izquierdas y otros presuntamente de derechas, coincidan en sus declaraciones públicas sobre un asunto de la máxima trascendencia. Con pocos días de diferencia hemos escuchado a diferentes dirigentes políticos hablar sobre la posibilidad de constituir un gobierno de coalición entre el PP y el PSOE condicionado, eso sí, a que el interés de España así lo requiera. El primero en abrir el melón fue el candidato popular al Parlamento europeo, Miguel Arias Cañete. Después lo hizo el ex presidente del Gobierno, Felipe González, en una entrevista en la Secta, perdón La Sexta. Más tarde le tocó el turno al propio Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que además matizó que sería contando con el propio Alfredo Pérez Rubalcaba. Y, después, otros políticos como Rita Barberá, Alcaldesa de Valencia, ha hecho el coro trasladando a los ciudadanos exactamente el mismo mensaje.

Una gran coalición de este tipo es bastante normal en una nación como Alemania cuya cultura política está a años luz de la nuestra y cuya clase política posee un patriotismo y un concepto muy diferente al de nuestros políticos de lo que es el interés nacional. Pero no es el caso español. A lo largo de los últimos treinta años, el interés general de España, el interés nacional ha estado en grave riesgo y un mínimo de sentido de Estado entre nuestra clase política habría conducido necesariamente al acuerdo entre los dos grandes partidos e incluso a la constitución de un gobierno sustentado en una gran coalición. Tras el golpe de estado del 81, tras la matanza del 11-M o al inicio de la profunda recesión económica que padecemos, por citar tres ejemplos evidentes, nuestra clase política habría dado un gran ejemplo y habría mostrado una gran altura de miras y de patriotismo si hubiese sido capaz de aparcar sus mezquinos intereses partidistas y de formar una gobierno sustentado por los dos grandes partidos en beneficio del interés general de España. Pero nunca ha sido así. Ni la sangre de los centenares de víctimas del terrorismo, ni el ataque a nuestras libertades, ni las penurias de millones de españoles ocasionadas por la incapacidad de la propia clase política han sido suficientes para que aflorase un mínimo de generosidad entre nuestros dirigentes políticos. Por ello, estos mensajes, estos “globos sonda” son especialmente extraños y encubren posiblemente una grave situación que nos ocultan.

¿Es necesario un Gobierno PP-PSOE cuando el actual Gobierno se sustenta en una sólida mayoría absoluta? O ¿acaso no es tan sólida? ¿Es casual que Felipe González formule también su propuesta tras haberse reunido con el Rey?

¿A qué obedece, por tanto, esta repentina coincidencia entre PP y PSOE sobre la posibilidad de constituir un Gobierno de coalición entre ellos? Puede haber muchas explicaciones para este repentino cambio de actitud. Dos problemas podrían estar detrás de esta súbita conversión. El primero de ellos es el desafío independentista catalán. Todo parece indicar que los independentistas están dispuestos a llevar su amenaza rupturista hasta el final, confiados, posiblemente, en una actitud meliflua y débil del actual gobierno que se arrugaría ante hechos consumados. En ese hipotético contexto, el PP podría estar buscando el respaldo y la corresponsabilidad de los socialistas para no quedar solo ante el peligro, es decir, para no asumir en solitario las obligaciones y responsabilidades que los españoles le hemos otorgado con una mayoría absoluta. Con los precedentes socialistas en materia territorial (“aprobaré lo que el parlamento catalán decida”) no sería de extrañar que el PP estuviese intentando ponerse la venda ante de recibir otra pedrada del PSOE. Claro que esta explicación quiebra cuando a la idea del gobierno de coalición se suma Felipe González, salvo que vaya ya por libre, ya que la experiencia histórica demuestra que no hay asunto por grave que sea que los socialistas no estén dispuestos a usar con tal de derribar al PP.

El segundo problema que podría estar aglutinando voluntades de socialistas y populares es el proceso de descomposición del sistema político que ha empezado a erosionar a ambos partidos y que está reduciendo notablemente la base electoral de ambos que ha pasado de un 80 % a poco más del 50 % en conjunto. El distanciamiento de su tradicional electorado, junto con el clima de rechazo y la desafección hacia una clase política anclada en sus privilegios y reacia a promover la regeneración democrática del sistema podrían ser la explicación de este repentino ataque de amor entre PP y PSOE. Juntos podrían parapetarse en el corazón de las instituciones y esperar a que amaine una tormenta política que podría acabar como en Italia, arrasando al sistema tradicional de partidos.

En todo caso sea cual fuere la causa, casi con seguridad puede establecerse que no se trata del interés general de España, sino más bien los intereses partidistas que, debidamente envueltos en la bandera, podrían ser presentados como una justificación de altos y nobles ideales. Los votantes de centro derecha han podido constatar como su voto ha sido traicionado estos últimos tres años y como ha sido utilizado para el desarrollo de políticas impropias de una formación política de centro derecha. Y todo parece indicar que so pretexto del interés general, manipulando los sentimientos más sensibles del españolismo, algunos quieren volver a hacerlo, quieren usar esos votos para formar un gobierno con los socialistas sin explicar por qué. Con ello intentarán arrinconar a las nuevas formaciones políticas emergentes que se han levantado para intentar regenerar nuestro sistema político y para poner por delante los programas y principios que nunca debieron ser traicionados. Estas curiosas declaraciones, estas apelaciones a la posibilidad de un gobierno de coalición si es que ponen una cosa en claro para el votante de centro derecha es que la alternativa para que no sigan manipulando y traicionando su voto es dárselo a VOX en las próximas elecciones europeas. No hacerlo podría servir para aplaudir la formación de ese posible gobierno de coalición.

Santiago de Munck Loyola



domingo, 11 de mayo de 2014

El PP de Alicante nos sube los impuestos para poder pagar a los amigotes.


Si hay una ciudad y una provincia en las que se pueden ejemplificar el sistemático incumplimiento de un programa electoral, la traición a unos determinados principios políticos y la institucionalización de las prácticas corruptas son la ciudad y la Provincia de Alicante. Y si hay un partido al que se le puede imputar la autoría de ese rechazable proceder es al Partido Popular de Alicante. Viene esta reflexión al hilo de tres coincidencias producidas en la última semana: la recepción postal en nuestras casas del aviso de cobro de los tributos y tasas municipales enviado, por primera vez, por SUMA (por cierto, algo que nos va a costar más caro que antes), la publicación de informaciones hasta ahora no desmentidas en las que se afirma textualmente que “el PP de Alicante dio orden de no rebajar más las basuras de Ortiz” y el anuncio de nuevos incrementos fiscales para los alicantinos que serán aprobados por el Partido Popular el próximo lunes día 12 de mayo de 2014.

Para ser Partido Popular la fuerza política abanderada de la disminución fiscal, de la austeridad, de la eficiencia y del ahorro no está mal. Si esa es la buena dirección mejor cambiar de conductor o mejor cambiarse de autobús. En los próximos días, los contribuyentes tendremos que pagar el Impuesto de Bienes Inmuebles que no ha experimentado disminución alguna tras ser incrementado un 10 % en 2012 y 2013. Pagaremos también la tasa de la basura que va a ser subida otro 3% el próximo lunes con lo que acumulará un incremento del 9 %. Nuestro querido Ayuntamiento no solo no nos descuenta los días que como consecuencia de la huelga no nos prestó el servicio por el que pagamos, sino que, además, nos lo sube a partir del lunes otro 3 % junto a otros tributos, tasas y precios públicos. Así a partir del lunes se incrementarán también la tasa por la prestación de servicios de los bomberos municipales, las tasas de la grúa municipal, de Mercados, de Cementerio, la tasa por la obtención de licencias urbanísticas y de ocupación, por el uso de instalaciones deportivas, del ascensor del Castillo de Santa Bárbara, las Escuelas Deportivas Municipales y Escuelas Infantiles Municipales. En conjunto, el PP de Alicante va a incrementar en tan sólo 2 años entre un 6 y un 10 % los diferentes tributos, tasa y precios públicos municipales lo que es un ataque directo al poder adquisitivo de los alicantinos. Y, si a ello sumamos, el incremento de la presión fiscal del Gobierno de la Nación es un hecho incontestable que la política del PP, en contra de su programa y sus principios, lesiona y perjudica al bolsillo de los alicantinos y supone un freno al consumo y a la recuperación económica. Si exceptuamos a ciertos políticos ¿alguien ha tenido un incremento salarial o en su pensión entre el 6 y el 10 % en los dos últimos años? Pues eso.

Pero con ser desolador este panorama para los bolsillos de los alicantinos gracias a la desastrosa gestión de Sonia Castedo, Andrés Llorens, Juan Seva y demás miembros del Gobierno municipal, eso sí, con el apoyo y complicidad de la dirección provincial popular capitaneada por ese irrepetible dúo, José Ciscar y José Juan Zaplana, lo es aún más cuando se tiene presente la incalificable gestión de las contratas municipales que obliga a aumentar la presión fiscal para hacer frente a unos compromisos contractuales incomprensibles desde su gestación, pasando por su tramitación hasta su propio contenido. Según ha revelado un Diario a raíz del seguimiento de las declaraciones judiciales que se están produciendo estos días en torno a la adjudicación del servicio de basuras a una empresa participada por el empresario Enrique Ortiz, amigo de la Alcaldesa e imputado en el caso Brugal, “el PP de Alicante dio orden de no rebajar más las basuras de Ortiz”, es decir, que el PP de Alicante ordenó que esta contrata no pudiera ser adjudicada más barata para así beneficiar al adjudicatario en claro perjuicio de los contribuyentes, como estamos viendo ahora con los recibos y las subidas fiscales. Y no queda más remedio que preguntarse ¿por qué? o ¿a cambio de qué? La recogida, transporte y tratamiento de los residuos urbanos es un impresionante negocio en el que se mueven toda clase de intereses económicos pero en el que desgraciadamente vemos y comprobamos que lo que está ausente es el interés por un tratamiento sostenible y por la eficiencia y el ahorro de los recursos. Durante los últimos diez años, los ciudadanos de Alicante no hemos percibido ninguna mejora del servicio encaminada a implantar una política medioambientalmente sostenible, sólo hemos percibido escándalos, corrupción y pagar más por la tasa correspondiente. Y esta falta de ambición medioambiental es perfectamente imputable también a la Diputación Provincial aunque no es ahora el momento para extenderse en ello.

Y metidos en plena campaña electoral parece toda una burla que quienes encerrados en sus torres de marfil abandonen ahora sus cómodas moquetas para dignarse a acercarse a los ciudadanos a pedirnos el voto. No sólo no han sido capaces de cumplir con sus promesas electorales, no sólo no han sido capaces ni tan siquiera de cumplir con los principios éticos y morales que se suponen animan sus siglas que, encima, vienen a contarnos lo bien que lo están haciendo y lo mejor que lo van a hacer en Europa. Nos vienen con el cuento del miedo ¡que viene el tripartito! o con la estupidez del voto útil ¡no tirar el voto con partidos minoritarios! Dicen que vamos en la buena dirección. Pues, por parte de un servidor, esta vez que vayan solos porque por más que uno se repasa programas e idearios, lo de esquilmar el bolsillo de los alicantinos, lo de favorecer a los “amigotes” y lo de ser complacientes con la corrupción no aparece por sitio alguno.

Santiago de Munck Loyola



jueves, 8 de mayo de 2014

Felipe del Baño, el "sicario político" de Ciscar y cía, en apuros judiciales.

Según anuncian los medios de comunicación Felipe del Baño, el "sicario" de Alberto Fabra y José Ciscar para "liquidar" a los afiliados alicantinos del PP, Santiago de Munck Loyola y Antonio Sobrino Ribes, culpables de la grave infracción estatutaria consistente en defender la regeneración democrática y en pedir públicamente la dimisión de los cargos públicos imputados, podría ser imputado por un posible caso de corrupción. ¡Dios los cría y ellos se juntan! Este sujeto, Felipe del Baño, fue el encargado por Fabra, Ciscar y JJ Zaplana de instruir el expediente de expulsión de estos afiliados y lo hizo mediante un pliego de cargos inconsistente, jurídicamente erróneo, plagado de falsedades y repleto de estúpidas argumentaciones con el fin de justificar una cacicada propia del impresentable liderazgo de unos sujetos que son protectores y complacientes con la corrupción que inunda la Comunidad Valenciana. Parece que pronto le toca su especial San Martin a unos de estos individuos.
La Fiscalía de Valencia ha pedido la imputación del alcalde de San Antonio de Benagéber, el 'popular' Eugenio Cañizares, y del concejal y presidente del PP local, Felipe del Baño, tras una denuncia de la Plataforma SAB por el pago, en el primer caso, de 50.000 euros a una empresa por 5.000 libros inexistentes, y en el segundo además por la contratación verbal de unos "supuestos" trabajos de jardinería, según ha informado la formación denunciante en un comunicado.
En un escrito del pasado 14 de abril, la Fiscalía remite al juzgado decano de Paterna las diligencias de investigación penal incoadas en relación con la denuncia para que el órgano judicial que por turno corresponda inicie un procedimiento penal y tome declaración como imputados al alcalde, al concejal y al administrador único de la empresa editora y como testigos a los responsables de la compañía de jardinería.
Según subraya esta formación que presentó la denuncia, la petición de imputación del alcalde obedece a "los 5.000 libros conmemorativos de San Antonio de Benagéber supuestamente encargados en 2007" a una empresa por los que el Ayuntamiento pagó en 2012 un total de 49.880 euros. De acuerdo con esta denuncia, además, el consistorio "recibió una subvención equivalente de la Conselleria por esos libros, a pesar de que nunca han existido".
Sobre Felipe del Baño, la solicitud de imputación se produce en relación a esta cuestión y por la "contratación verbal" a una empresa de "supuestos trabajos de jardinería de desbroce, tala y mantenimiento entre marzo y noviembre de 2010", cuando se ocupaba de este área. La Plataforma señala que la empresa reclama al consistorio el pago de 50.770 euros.
En el escrito de Fiscalía se indica que se pide la imputación de Cañizares ya que ha sido citado como "directo interviniente" en el "encargo, cuyo procedimiento de adjudicación deberá aclararse, de 5.000 libros, facturados indiciariamente a instancias suyas y/o del señor del Baño como responsables del Ayuntamiento, sabiendo que no se habían editado esos libros, y se pagaron íntegramente y que, a fecha actual, aún no se han editado". Sobre Felipe del Baño, afirma que "al parecer, tuvo intervención relevante con relación del Ayuntamiento" con ambas mercantiles. PIDE LA DIMISION DE AMBOS
La Plataforma SAB ha reclamado la dimisión de ambos cargos públicos y que ofrezcan las "oportunas explicaciones a la ciudadanía y grupos de la oposición".
http://www.lasprovincias.es/20140507/mas-actualidad/politica/alcalde-antonio-benageber-libros-201405071118.html

martes, 6 de mayo de 2014

Alicante víctima del sistema político.


Del mismo modo que el Hércules C.F. no está en la división de honor, ni desgraciadamente se le espera, parece que tampoco lo está nuestra ciudad, Alicante, ni nuestra Provincia. Hablamos de la cuarta provincia más poblada de España, la más densamente poblada de la Comunidad Valenciana y la quinta de España. Estamos hablando de una provincia cuya población, si sumamos la de residentes extranjeros no empadronados, supera incluso a la de Valencia y que es uno de los territorios españoles con mayor grado de urbanización. Y, sin embargo, se trata de una provincia cuyo peso demográfico, por no mencionar otros factores, no se ve correspondido con las inversiones públicas necesarias e imprescindibles para su progreso y el bienestar de sus ciudadanos.

Hace pocas horas los medios de comunicación volvían a poner encima de la mesa un dato que ya fue objeto de polémica hace unos meses y que los representantes populares provinciales trataron de negar tomando por tontos a los ciudadanos: la falta de inversión del Gobierno central para el mantenimiento de las carreteras en la provincia. El hecho es que el Gobierno del Partido Popular relegó el pasado año a la provincia al puesto 26 de toda España en inversiones para el mantenimiento de carreteras. El Ejecutivo central apenas destinó 12,7 millones de euros en 2013 para la conservación y la mejora de nuestras carreteras, a pesar de que Alicante es la quinta demarcación nacional en población y que es una de las que más turistas recibe por carretera. Es decir, Alicante se situó en el puesto provincial vigésimo sexto en cuanto a este tipo de inversiones. Es evidente, como cualquier usuario puede comprobar, que el estado de la red de carreteras en la Provincia necesita más inversión en mantenimiento y que muchos proyectos de mejora necesitan financiación para poder ver la luz. Ni los ciudadanos de la provincia, ni los turistas que nos visitan pueden esperar, hoy por hoy, que la administración del Estado ni la arruinada Generalidad Valenciana aporten las inversiones imprescindibles para configurar una red vial acorde con la población existente y con una apuesta creíble por el desarrollo del turismo y del tejido empresarial. Y a todo esto, nuestros representantes y gobernantes calladitos y aparentemente muy satisfechos: José Císcar, Sonia Castedo, Luisa Pastor,… Ellos a lo suyo que no es, al parecer, lo mismo que lo de los ciudadanos.

Con ser relevante lo anterior no es, ni mucho menos, lo único que pone de manifiesto que Alicante no es tratada con justicia y que la falta de talante reivindicativo de nuestra clase política o la ausencia de proyectos ambiciosos nos sitúa muy por debajo del nivel que nos corresponde. Resulta a todas luces incomprensible la infrautilización de nuestro puerto al que la ausencia de enlace ferroviario para mover mercancías con el centro y norte de España hace perder la nada despreciable cifra de nueve millones de euros cada año. El Ministerio de Fomento cortó la conexión en 2010 a causa de las obras del AVE y no la ha repuesto aún. Situación que además podrá agravarse según los expertos ya que si se retrasa el enlace con el futuro Corredor Mediterráneo las pérdidas anuales se dispararán hasta los 11,4 millones de euros anuales. A este respecto, Joaquín Rocamora, Presidente de Ineca, coincide en que “Alicante ha dejado de contar tanto para la Generalidad como para el Gobierno, pese a que seguimos siendo una provincia importante”.

Es incomprensible que no haya una respuesta ni solución a la vista para conectar por tren el puerto y el aeropuerto al Corredor Mediterráneo y al AVE. Como lo es también la paralización de las obras del acceso sur a la ciudad de Alicante ofreciendo una imagen indigna de la capital de una provincia como la nuestra, la paralización de las obras del túnel se Serra Grossa, la lentitud en el desarrollo de los trabajos del paseo peatonal del Plan Bahía o la paralización de las obras en el túnel del AVE por los impagos de la Generalidad Valenciana.

Ni la ciudad de Alicante ni la provincia están siendo tratadas con justicia por las administraciones públicas ni por los políticos que las gestionan y que, teóricamente, nos representan. A la falta de inversiones públicas en nuestro territorio acompaña la ausencia de planes vertebradores del mismo y ello es extensible desde la ciudad de Alicante hasta el último rincón de la provincia.

Todo ello es fruto de un sistema de partidos y de una clase política instalada en sus privilegios que no se debe a los ciudadanos a los que debían representar sino al propio sistema partitocrático que los premia o castiga según su docilidad. No se trata de colores políticos, no, porque estamos hartos de ver cómo se tiran los trastos a la cabeza cuando el que gobierna en Madrid no es del mismo color que el que gobierna en Valencia. Da igual, azules y colorados comparten los mismos genes de una determinada casta política que debería ir pensando en jubilarse por el bien de los ciudadanos. El que se mueve no sale en la foto, el que alza la voz cuando los intereses ciudadanos no coinciden con los de su partido es silenciado y apartado perdiendo con ello la poltrona. Pocos son los políticos que anteponen los intereses de la provincia, de su pueblo o de su ciudad a los intereses de su partido o a los suyos personales. Por eso callan, por eso no exigen, por eso no reivindican lo que en justicia corresponde a los ciudadanos de Alicante. Y ya se sabe que “el que no llora no mama”. Y a lo que se ve, lamentablemente, nuestros representantes políticos se conforman con el chupete.

Santiago de Munck Loyola



jueves, 1 de mayo de 2014

El Grupo Popular en las Cortes Valencianas: un fracaso anunciado.


Anuncian los medios de comunicación que nuestra Alcaldesa y Diputada Autonómica, Sonia Castedo, ha firmado ante notario su renuncia al escaño en las cortes valencianas que ocupaba en representación de la provincia de Alicante y que dicha renuncia podría ser presentada en el registro de las cortes el viernes día 2 de mayo. Esta decisión no obedece a una repentina conversión de índole ética que le haya convencido de lo políticamente inconveniente que es ocupar dos cargos de responsabilidad sin poder atenderlos adecuadamente, no. Tampoco obedece esta decisión a una cesión ante la propagandística e ineficaz línea roja del Presidente Fabra en virtud de la cual ningún imputado del PP debe ostentar responsabilidades políticas o cargos políticos en el PP, pues de todos es conocido que los Sres. Ciscar, presidente provincial popular, su mano derecha, el incompetente JJ Zaplana, secretario provincial popular, y la propia Sonia Castedo se pasan esa famosa línea por donde todos sabemos. No en balde Sonia Castedo es ahora la Coordinadora popular de los mini PPs de la ciudad de Alicante, los “pepelitos” de distrito en claro desafío a las directrices del Presidente Regional Popular. Esta decisión obedece más bien a una clara estrategia para dilatar al máximo el procedimiento judicial en el que está incursa la Alcaldesa de Alicante. La pluriempleada alcaldesa y plurimputada por el caso Brugal que se está sustanciando en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana conseguirá con su renuncia al escaño que el sumario tenga que retornar a los juzgados ordinarios de Alicante al quedar más aforados en la causa.

Ya en su día, desde estas mismas páginas, se denunció la forma de elaborar las listas de los candidatos que el Partido Popular presentaba para la Provincia de Alicante. Al margen del hecho incuestionable de que el procedimiento de elaboración es profundamente antidemocrático pues los afiliados populares, como siempre, nada pueden decidir u opinar respecto a la misma, resaltaba también los criterios utilizados por el “dedazo” popular entre los que la defensa de los intereses de los ciudadanos alicantinos brillaba por su ausencia. Del examen de los componentes de aquella lista resaltaba, en primer lugar, la presencia de alcaldes y alcaldables, es decir, de personas que deberían simultanear dos cargos públicos, el de su municipio y el del escaño, con lo que a todas luces no podrían desempeñar con dedicación plena ninguno de los dos cargos y obviando cualquier referencia a las incompatibilidades. Destacaba también la presencia en dicha lista de parientes de políticos populares aportando así una curiosa interpretación del significado de la defensa de la familia como signo distintivo de la ideología popular, vamos, puro nepotismo. Y finalmente resaltaba también la presencia en dicha lista de personas que estaban siendo objeto de investigaciones judiciales, como el Sr. Alperi o la propia Sonia Castedo, con lo que parecía evidente que se les quería dotar de cierto blindaje con el aforamiento que su elección parlamentaria les habría de otorgar. Amiguismo, nepotismo, arbitrariedad, ausencia de democracia interna y búsqueda de blindajes judiciales primaron frente a la defensa y representación de los derechos y las necesidades de los ciudadanos de la Provincia de Alicante. Es tan evidente que sólo la ceguera partidista puede negar esta realidad: el PP una vez más ha sacrificado los intereses de Alicante a los intereses de su camarilla dirigente.

De los 55 diputados en las Cortes Valencianas que obtuvo el Partido Popular en las elecciones autonómicas quedan 54 porque el Sr. Blasco se ha convertido en tránsfuga largándose con su acta de diputado al grupo mixto generosamente subvencionado gracias al propio grupo popular. De los 55 diputados iniciales del Partido Popular 18, que se dice pronto, han tenido que renunciar a su escaño en la mayoría de los casos por estar salpicados por asuntos judiciales. Y de los 55 diputados populares iniciales, cinco están procesados o imputados y conservan aún su escaño. ¿No es esto la constatación de un sonoro fracaso? ¿No es un auténtico fraude a los votantes?

Esta situación no ha nacido de la casualidad, no se trata de un simple accidente político. Es el resultado de una determinada forma de entender la vida política dentro del Partido Popular que se caracteriza por desarrollarla al margen y de espaldas a la voluntad de sus afiliados y, por supuesto, de los votantes. Los responsables, los miembros del Comité Electoral que aprobó estas listas autonómicas, no darán la cara por supuesto, no dimitirán que es lo que haría cualquier político responsable y decente. Se pondrán de perfil y esperarán a su oportunidad para obtener su correspondiente premio si es que aún no lo han recibido por semejante tropelía.

Una vez más, los votantes alicantinos del centro derecha han sido estafados por el partido mayoritario. Estos días, andan los populares movilizando a sus cargos públicos y a algunos militantes para difundir las supuestas bondades de su gestión y las nuevas promesas electorales de cara a los comicios europeos. Una vez más se acuerdan de los afiliados, cuyo voto a la hora de hacer las listas ignoran y desprecian sistemáticamente, para que “vendan” lo buena que es la lista europea impuesta por el “dedazo” de Rajoy y lo malo que es todo lo demás. Ojalá que mucha gente no se vuelva a dejar engañar o que el miedo al cambio no les impulse a repetir el voto aunque sea tapándose la nariz. Ojalá que el votante alicantino de centro derecha sepa que hay alternativas, que se puede cambiar de siglas sin necesidad de traicionar ideales y principios.

Santiago de Munck Loyola