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jueves, 28 de mayo de 2015

¿Seguimos?


Siempre es más fácil analizar los resultados de unas elecciones cuando se hace desde la perspectiva del observador imparcial que cuando se hace, o al menos se intenta, desde la posición de quien ha participado en el proceso como es mi caso. Difícil es también realizar la autocrítica con cierta objetividad y más aún hacerla pública, pero creo que debo intentarlo para no caer en viejos hábitos que algunos, aunque hayamos nacido bastante antes del 78, intentamos no reproducir. He de dejar constancia de antemano que estas reflexiones las formulo a título personal y que no son, en modo alguno, las que en su momento haya de exponer Esperanza Ciudadana.

Esperanza Ciudadana ha participado por vez primera en unas elecciones municipales y autonómicas y los resultados obtenidos han sido malos. Hay que decirlo así de claro. Esperábamos algo más de lo que hemos obtenido. Son muchas las circunstancias y los factores que han podido influir en estos resultados y que los pueden explicar.

Cuando decidimos participar en estas elecciones éramos muy conscientes de la enorme dificultad que entrañaba. Se trataba de un gran reto para un partido con apenas 5 meses de existencia, con muy pocos recursos económicos, pequeño y desconocido para los alicantinos. Un partido nacido como proyecto a medio y largo plazo y con una dirección aún provisional. Pero aceptamos ese reto y, además, intentamos por todos los medios aunar esfuerzos con otras pequeñas formaciones políticas con afinidad ideológica. Firmamos el 3 de marzo un acuerdo de coalición con Demócratas por Alicante y con Iniciativa Independiente de Alicante. Esta última fuerza política a los diez días rompió unilateralmente las normas de designación de candidatos que nos habíamos dado en la coalición y consecuentemente fue expulsada.

Por tanto, la andadura de la coalición empezó con dificultades. Surgirían otras más tarde pero con diálogo y cesiones mutuas pudimos poner en marcha la candidatura municipal de la coalición “Esperanza Ciudadana – Juntos por Alicante” y poco después, aunque inicialmente no estaba prevista, la candidatura autonómica de Esperanza Ciudadana.

Quizás haya sido éste nuestro primer error, lanzar una candidatura con tan poco tiempo y tan escasos medios pero ¿qué sentido tiene un partido político si no participa en las elecciones? Las elecciones se presentaban como una oportunidad para darnos a conocer y para dar a conocer nuestro programa. Y ahí estuvo nuestro segundo error de cálculo: no valorar de antemano el vacío informativo de la mayor parte de los medios de comunicación alicantinos, vacío del que hemos sido objeto las dos terceras partes de las candidaturas que participaban en estas elecciones. Es evidente que gran parte de los medios no han apostado ni por la pluralidad política ni por la objetividad informativa. Si no sales en los medios no existes, si los medios te ignoran el votante no puede saber que hay otras alternativas a las consagradas por los periodistas. De nada han valido las decenas de notas de prensa remitidas a los medios con las propuestas de programa o las ideas de Esperanza Ciudadana porque, salvo alguna excepción, no han llegado a los alicantinos.

Hemos dado nuestros primeros pasos y hemos tropezado. Y estaríamos incumpliendo con nuestro deber cívico si no nos levantamos e intentamos empezar a caminar de nuevo, a aprender a hacerlo. Los principios que defendemos no están representados en la vida institucional surgida tras las elecciones. La defensa a ultranza de nuestra provincia frente a la discriminación de Madrid y Valencia, la regeneración de las instituciones y de la vida política y la defensa de principios y valores como la defensa de la unidad de España, el fortalecimiento de la igualdad de derechos de los españoles independientemente del territorio donde residan, la devolución de competencias al Estado como las de educación, sanidad o justicia, la libertad de educación, la defensa de la vida, la firmeza frente los terroristas y sus cómplices, la reducción de la presión fiscal, la reducción del sector público, la no injerencia política en el mundo cultural y creativo, la solidaridad o la igualdad de oportunidades para todos, por citar algunos, no se encuentran de forma conjunta en los programas de ningunos de los partidos presentes en la vida política alicantina.

¿Tenemos que seguir como partido? Creo sinceramente que sí, que es necesario hacerlo porque somos diferentes y queremos seguir siéndolo.

Santiago de Munck Loyola