Cuando todo o casi todo parecía
que ya se había visto antes en política, algunos profesionales de la política
de la Comunidad Valenciana están impulsando un nuevo partido político muy peculiar:
“Contigo somos Democracia” (CSD). Algo verdaderamente novedoso y sin parangón porque
constituye la institucionalización en forma de partido de una de las lacras de
nuestro sistema político, de una forma de corrupción política como lo es el
transfuguismo, es decir, el robo de las actas de cargos públicos y el secuestro
del voto de los ciudadanos.
El transfuguismo es desde hace
décadas un lastre de nuestro sistema político, un problema que a pesar del Pacto
Antitransfuguismo firmado por las principales fuerzas políticas en 1999 y
renovado por última vez en mayo de 2006, sigue sin ser resuelto y que sirve no
sólo para torcer la voluntad popular, sino para que los vividores y estafadores
de la política encuentren sustento público. La renovación en 2006 de dicho
pacto señalaba que “la celebración de
dichos Acuerdos permitió fomentar y consolidar la conciencia social del
carácter inadmisible y la naturaleza políticamente patológica de tales
comportamientos, incompatibles con el sano funcionamiento de una democracia representativa
en el nivel local”.
Nuestra democracia ha padecido la
actuación de centenares de tránsfugas, algunos muy célebres como Nicolás
Piñeiro que en 1988 abandonó el Grupo de AP en la Asamblea de Madrid cerrando
el paso a una moción de censura de AP y CDS, como José Luis Barreiro en 1987 en
la Junta de Galicia, como Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez quienes en 2003
impidieron el gobierno de izquierdas en la Comunidad de Madrid y más cerca como
Agustín Navarro, la madre de Leire Pajin y 8 concejales socialistas más en
Benidorm. La lista podría ser interminable.
A este grupo de políticos sin
escrúpulos pertenecen los impulsores de este nuevo partido entre los que
destaca su principal valedor José Enrique Aguar (PSOE, CDL, Ciudadanos y ahora CSD).
Pero no es el único, junto a él en “Contigo somos Democracia” hay medio
centenar de cargos públicos entre concejales, diputados provinciales y
autonómicos, aunque todas las actas las obtuvieron con las siglas de otro
partido político. Es decir, “Contigo somos Democracia” cuenta ya con
representación institucional sin pasar por las urnas, todo gracias a los votos
de los ciudadanos otorgados a otros partidos, a otros proyectos políticos. Lo
que evidentemente constituye todo un record de indecencia.
Según el tránsfuga Enrique Aguar las
siglas que representan al partido tienen una evidente intencionalidad: "Nuestro principal objetivo es ocupar
ese centro político que se comió el CDS de Adolfo Suárez, después el PSOE de
Felipe González, luego el PP de José María Aznar y que ahora ha intentado
comérselo sin éxito Ciudadanos". Y se queda tan ancho.
Pero la desfachatez de esta gente parece
no tener límites. Los Estatutos de este partido, institucionalizador de la
corrupción política, empiezan así: “Nuestro
país necesita un nuevo compromiso
social, político y ético, donde las personas participen activamente en la
toma de decisiones y donde su voz esté realmente representada”. No
se puede tener más cara dura cuando quienes esto proclaman son los que han
impedido e impiden a las personas participar activamente en la toma de
decisiones a través del partido al que votaron. Eso sí, ni una palabra
en sus Estatutos de la idea de Regeneración Política. No es de extrañar.
Conviene recordar que el concepto
de democracia es inseparable de la idea del respeto a la voluntad popular
expresada en las urnas. Si hay algo que une a un vulgar golpista bananero y a
un tránsfuga es su más absoluto desprecio a la voluntad del pueblo. El primero
pisotea la democracia, la voluntad del pueblo, mediante el empleo ilegítimo de
la fuerza. El segundo, el tránsfuga, pisotea la democracia, la voluntad del
pueblo, mediante el uso forzado de la Ley. El golpista obtiene el poder de
forma ilegal e ilegítima. El tránsfuga lo hace de forma legal pero ilegítima.
Ojalá los ciudadanos y los medios
de comunicación ejerzan su capacidad de influencia para desenmascarar esta
impresentable opción política y entre todos seamos capaces de ir limpiando
nuestra democracia de arribistas, aprovechados y personajes sin el mínimo
talante ético para ejercer el noble arte de la Política.
Santiago de Munck Loyola
https://santiagodemunck.blogspot.com.es
En este país ser político es engancharse a la olla y donde puede chupar hasta terminala
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