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miércoles, 24 de septiembre de 2014

La penúltima traición electoral del Partido Popular.


Si el votante de centro derecha podía albergar alguna duda sobre la lealtad del actual Partido Popular con su electorado, la reciente decisión de Mariano Rajoy de guardar en un cajón la reforma de la actual legislación sobre el aborto la habrá despejado del todo. Desde la victoria electoral de noviembre de 2011, el Partido Popular ha venido incumpliendo de forma sistemática, no sólo el programa electoral con el que concurrió a las elecciones, sino, lo que es más grave, los propios fundamentos ideológicos sobre los que se supone se asentaba esta formación política.

Desde un primer momento, el Gobierno de Mariano Rajoy, centró todos sus esfuerzos visibles en tratar de enderezar la situación económica heredada del anterior Gobierno y causada en gran parte por la irresponsable actuación de todas las administraciones públicas, incluidas las gobernadas por el propio Partido Popular. No hay más que ver cómo ha sido gestionada y gobernada la Generalidad Valenciana primero por Francisco Camps y después por Alberto Fabra, por ejemplo. Para afrontar la delicada y peligrosa situación económica que podía desembocar en la quiebra de España, el Gobierno del Partido Popular no tuvo problema alguno en ir en contra de sus promesas electorales sobre política fiscal o sobre la prestación de servicios públicos, por citar algunos casos, aplicando recetas que no pocos especialistas calificaron de socialdemócratas y que, desde luego, no tenían encaje ni en el programa electoral ni, por supuesto, en los pilares ideológicos propios de un partido de centro-derecha. La Política, pese a la mayoría absoluta otorgada por los votantes, quedaba marginada por la economía.

Tras los resultados de las elecciones europeas se encendieron numerosas alarmas en los despachos de la Calle Génova y tras consultar a los “gurús” de siempre (¿Para qué escuchar a las bases?) parece que la estrategia popular pasa por dos ejes diseñados exclusivamente en función de cálculos y expectativas electorales. Un eje político de bajo perfil consistente en lavarse la cara ligeramente vendiendo la inexistente intención de promover la regeneración democrática y en no “molestar” aparcando los compromisos más ideológicos como en el caso de la reforma de la Ley del aborto. Y un segundo eje consistente en tratar de beneficiarse de los efectos de la endeble recuperación económica promoviendo reformas fiscales tanto en el estado como en las autonomías que al final se traduzcan en algo más de dinero en el bolsillo de los ciudadanos que tienen la suerte de conservar su empleo.

A los anuncios fiscales de Cristóbal Montoro ayer se sumó el Presidente Alberto Fabra comunicando en las Cortes Valencianas una próxima rebaja en el tramo autonómico del IRPF y nuevos gastos de índole social. Aunque se esté por principios a favor de aligerar la presión fiscal para incentivar la economía no queda más remedio que plantearse dudas sobre la coherencia, la oportunidad y la responsabilidad de estos anuncios cuando se tiene en cuenta el continuo discurso sobre la infrafinanciación de nuestra Comunidad Autónoma, cuando se constata el incremento continuo del déficit y la deuda de la misma y cuando a diario cientos de miles de ciudadanos sufren en sus carnes los recortes sociales y los efectos de los impagos de la Generalidad Valenciana.

Un programa electoral es un contrato entre el gobernante y el votante. Y cuando se incumple sistemáticamente un programa electoral, primero alegando circunstancias sobrevenidas o ignoradas previamente, y después, alegando razones de simple oportunismo político, se está rompiendo dicho contrato y, por tanto, se está poniendo en cuestión uno de los fundamentos de todo gobierno democrático que no es otro que la legitimidad de ejercicio del poder. Es evidente que los dirigentes del Partido Popular han venido traicionando desde el primer día la confianza de los votantes que dieron su respaldo a un programa concreto y a un determinado perfil ideológico. No es de recibo que un partido con mayoría absoluta, tras casi tres años de gobierno, archive una reforma legislativa prometida en su programa mintiendo además a los ciudadanos al justificar que esta decisión responde al deseo de encontrar un punto de consenso con la oposición, algo por otra parte imposible. A los socialistas no les tembló el pulso en 2004 para derogar en un mes leyes del Partido Popular como la de Educación o proyectos como el del trasvase del Ebro. El Partido Popular podía y debía haber derogado en un mes la “Ley Aido” y haber restablecido la ley del 85, sobre la que existía más consenso social, hasta haber elaborado una nueva regulación. Pero no lo hicieron. No quisieron porque les faltó valor y decencia. De los estómagos agradecidos de los cargos públicos populares no se espera nada. El pesebre es el pesebre. Pero ¿volverán a callar los cientos de miles de afiliados del PP? Lo más probable es que sí.

Santiago de Munck Loyola


viernes, 26 de abril de 2013

La vagina de la concejala socialista Elena Martin.



De piedra, me he quedado de piedra, al leer en un periódico unas palabras de Elena Martín, ex secretaria de organización del PSPV y actual concejala del Ayuntamiento de Alicante. Ignoraba que la ilustre política socialista tuviera problemas con su vagina. "Bueno y para despedir la semana, les digo a los curas: ¡¡¡¡sacad las biblias de nuestras vaginas!!!! Bona nit" así se despedía hace unas horas en Twitter.

Es posible que esta frase antológica responda a problemas personales del uso vaginal de la Sra. Concejala y que use el “nosotros” por cierto pudor. Con el uso del plural podrían diluirse las referencias personales de su situación vaginal. De todos es sabido que la vagina forma parte de los órganos genitales internos de la mujer, del aparato reproductor femenino. La vagina, junto con la vulva, son los órganos de la copulación en los mamíferos. Y para cumplir esta función reproductiva, es el órgano femenino que recibe el pene durante el coito, la parte inferior del canal del parto y la vía de salida de la menstruación. La sabia naturaleza ha dispuesto que en la vagina se introduzca sólo el pene para cumplir con la función reproductiva. Pero los humanos y por otras razones, además del pene, introducimos otras cosas: los tampones, por motivos higiénicos, vibradores, como estimulantes sexuales, instrumentos médicos, etc. Ahora bien, ¿una Biblia? ¿Quién coño (y perdone el lector la redundante expresión) le habrá metido una Biblia en la vagina a Dª Elena Martín o a sus conocidas? Si ella lo dice es que se ha debido encontrar con algo parecido a un volumen bíblico en su vagina. Desde luego, la Biblia, el libro más leído del mundo, no es un libro cualquiera. Libro sagrado para cristianos y judíos es una larga narración que ocupa centenares de páginas y que, por tanto, puede tener un volumen más que considerable. Es verdad que algunas ediciones impresas en papel muy fino y letra pequeña reducen notablemente dicho volumen, pero con todo parece excesivo que una edición de bolsillo de la Biblia pueda caber en la ilustre vagina municipal. Es posible que la coincidencia del material en el que se imprime un libro, el papel, con el de la fabricación de los tampones, la celulosa, haya inducido a la confusión a la edil socialista, tomando por una Biblia lo que en realidad podría ser un tampón. ¡Hombre! Por higiene convendría ser más cuidadoso a la hora de examinarse las oquedades corporales y, sobre todo, de aprender a distinguir un libro, sagrado o no, de otros objetos.

Pero, claro, es que además la linda y elegante frase de la Sra. Martín está dirigida a los curas, presuntos culpables de esa supuesta práctica. Hay curas de todas las clases y condición, buenos, malos, santos, regulares, etc. Pero nunca había oído hablar de curas que confundieran las vaginas con las bibliotecas que es el lugar idóneo para depositar libros. Conviene resaltar que Dª Elena se ha dirigido expresamente a los curas, al clero católico, y no a otros “curas” o miembros del clero musulmán, por ejemplo, quienes también manejan un libro sagrado, el Corán. Se ve que estas prácticas de introducir textos en las vaginas de las mujeres deben estar circunscritas al clero católico o puede ocurrir que los hábitos de otros cleros en relación a las mujeres no sean de interés para la concejala socialista alicantina.

Sin embargo, la explicación más probable que justifique la creación literaria de Dª Elena lanzada a las redes sociales estribe en la personalidad y forma de hacer política de la concejala socialista. Su frase está destinada a fijar públicamente su posición política y personal sobre la legítima reforma de la ley del aborto impulsada por el actual Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Elena Martín, con su mensaje, ha dejado claro lo siguiente: que cree, o eso finge, que la reforma la impulsan los curas y no los casi 11 millones de españoles que la impulsaron con su voto en noviembre de 2011. Podría haberlo dicho así, tranquilamente y sin ofender a nadie. 

Pero, no, para repetir los tópicos que su partido transmite a la sociedad, esta señora lo ha hecho seguramente de la única forma que sabe, de forma grosera, soez y ofensiva para los creyentes. Es lo que hay: ésta es la representante de una parte de la clase política que nos representa a todos, creyentes y no creyentes. Incapaz de elevar intelectualmente el argumentarlo de parvulario de su partido sobre el aborto no se la ha ocurrido otra cosa que, creyéndose ingeniosa, ofender con ordinariez a muchos ciudadanos. Ahora se comprende mejor por qué el PSOE alicantino está como está: rebosa de sectarismo, de anticlericalismo y de parquedad intelectual. ¡Que sigan así!

Santiago de Munck Loyola

miércoles, 17 de abril de 2013

El PSOE a la sombra de la radicalidad.



Hay hábitos políticos, determinados tics que se mantienen invariables en el tiempo entre los dirigentes socialistas aunque cambien las caras. Ya se trate del Sr. Blanco en su época de Zapatero o ahora de la Señora Valenciano los mensajes políticos socialistas guardan siempre el mismo formato: acomodar la realidad a su conveniencia, inventándosela si es preciso, atribuir a su adversario intenciones ocultas y, por supuesto, restar legitimidad a cualquier decisión que tome por mucho que cuente con un amplio respaldo electoral.

Los socialistas españoles nunca han digerido con elegancia perder el poder y en esta última ocasión no ha sido una excepción. A pesar de haber recibido los peores resultados electorales en los últimos 30 años, los socialistas, en lugar de iniciar un proceso de reflexión y de renovación como sería de esperar de un partido auténticamente responsable, decidieron emprender su tarea opositora al nuevo gobierno con todas y cada una de las cargas electorales que les habían conducido al estrepitoso fracaso del 20 de noviembre de 2011. Ni siquiera han sabido guardar las apariencias como hizo, por ejemplo, Felipe González tras los resultados electorales del año 2003 cuando, conocidos los mismos, se apresuró a declarar que “había entendido el mensaje del electorado”. Y eso que, a pesar de todo, había ganado. Lamentablemente, la actual dirección socialista parece no haber entendido mensaje alguno. Ni ha hecho autocrítica, ni se ha disculpado con los ciudadanos por haber dejado el país hecho unos zorros, ni ha abandonado las políticas cuyas consecuencias padecemos en todos los ámbitos.

Cuando alcanzan el poder se apresuran a deshacer lo que el gobierno anterior haya emprendido, sea lo que sea. Como elefante en cacharrería se apresuran a remover de arriba abajo cualquier puesto de responsabilidad en las administraciones “colocando” a los suyos y a derogar cualquier Ley en vigor que no sea de su agrado. Se sienten absolutamente legitimados para hacerlo. Sin embargo, cuando son relevados al frente del Gobierno, sus sucesores deben andarse con toda clase de miramientos. La nueva oposición, la socialista, enseguida pone el grito en el cielo y se rasga las vestiduras ante cualquier iniciativa que suponga una rectificación de la herencia recibida. Los socialistas aplican la Ley del embudo con rigor: ellos sí pueden derogar leyes cuando alcanzan el poder, los demás no. Al Partido Popular, si intenta hacerlo, se le suele acusar de casi todo y se le exige consenso y diálogo con la oposición para cualquier reforma. El mismo consenso y diálogo que antes nunca se ofertó. Lo vemos cuando se trata de impulsar reformas en la legislación educativa, en la laboral, en el régimen de pensiones o en cualquier otro asunto.

Especialmente significativa viene siendo la actitud del PSOE ante el anuncio del Ministro Gallardón de cumplir con uno de los compromisos electorales del Partido Popular: la reforma de la legislación sobre el aborto. El PSOE con la ayuda de sus aliados parlamentarios aprobó una reforma hoy vigente y lo hizo sin diálogo ni consenso con el partido mayoritario de la oposición. Y ahora resulta que parece una aberración que el Partido Popular pueda sacar adelante una nueva regulación. Entre los exabruptos socialistas destaca especialmente el de la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, quien ha llegado a anunciar que los socialistas pedirán romper los acuerdos con la Santa Sede si Mariano Rajoy accede a las demandas del cardenal Rouco Varela. "Si el PP, como dijo Gallardón, va a ir de la mano de los obispos para cambiar Ley del aborto, el PSOE exigirá que se denuncien los acuerdos con la Santa Sede", ha asegurado Valenciano. "El PSOE no consentirá que, a estas alturas, los obispos sigan imponiendo su moral y mucho menos que limiten de nuevo libertad de las mujeres", ha añadido. ¡Cuanta mentira y cuanta sandez en tan pocas palabras! No, Sra. Valenciano, el PP no va a ir de la mano de ningún Obispo para reformar la Ley del aborto, sino de la mano de más de 10 millones de españoles que con su voto respaldaron expresamente esta propuesta. ¿O es que, a sensu contrario, se podría afirmar que el PSOE fue de la mano de los dueños de las lucrativas clínicas abortistas para legislar como lo hizo?

Si el PSOE quiere que se rompan los acuerdos con la Santa Sede, algo que no hizo cuando gobernaba, no hace falta buscar falsas excusas. Esta pretensión, perfectamente legítima, encajaría perfectamente, además, en el contexto de deriva radical del PSOE que cada día le aleja un poco más del centro sociológico y, por descontado, de mejorar sus expectativas electorales. Una deriva que se plasma de forma precisa en su apoyo y simpatía a los acosos a los parlamentarios, en sus alientos republicanos, en su comprensión y debilidad ante los separatismos, en sus propuestas fiscales seudo expropiatorias o en sus programas económicos estatalistas.

Sin una profunda renovación ideológica y sin un sólido liderazgo es muy probable que el PSOE deje de ser una alternativa real de gobierno. Se están quedando con todas las papeletas para ello.

Santiago de Munck Loyola


miércoles, 21 de diciembre de 2011

Nuevo Gobierno, por fin.

A última hora de la tarde, el Presidente del Gobierno ha desvelado, por fin, los nombres de los nuevos ministros. Forman parte del primer Gobierno de Rajoy las siguientes personas: 

-           Vicepresidenta, ministra de Presidencia y portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría.
-           Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García Margallo.
-           Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.
-           Defensa, Pedro Morenés.
-           Hacienda, Cristóbal Montoro.
-           Interior, Jorge Fernández Díaz.
-           Fomento, Ana Pastor.
-           Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert.
-           Empleo, Fátima Báñez.
-           Energía y Turismo, José Manuel Soria.
-           Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Ángel Arias Cañete.
-           Economía y Competitividad, Luis de Guindos.
-           Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato.
 
Hay varios aspectos que se pueden destacar de este nuevo equipo gubernamental. De una parte, la sólida formación intelectual y la dilatada experiencia profesional de la mayor parte de los nuevos ministros cuyos currícula vitae contrastan poderosamente con los de la mayor parte de los ministros de la etapa de Rodríguez Zapatero. De otra, el hecho que el Presidente Rajoy se ha rodeado de la mayor parte de su guardia política, de sus pretorianos que le han acompañado en la larga travesía por el desierto de la oposición.

Destaca también el hecho de que varios de los nuevos ministros cuenten con experiencia gubernamental previa. Tanto el Presidente Rajoy, titular de varias carteras en la época de Aznar, como Pastor, Cañete, Montoro, de Guindos y Morenés, bien como ministros o Secretarios de Estado, cuentan con experiencia en tareas de Gobierno lo que les permitirá, sin duda, abordar de inmediato las tareas más urgentes de sus respectivos departamentos.

Bien puede decirse que estamos ante un Gobierno de carácter mixto, un Gobierno técnico-político cuya composición corresponde a criterios de eficacia y de equilibrio político de partido. La composición del Gobierno no parece responder a criterios de reparto territorial ni, por supuesto, a la asignación de cuotas sexistas, a diferencias de los gobiernos socialistas de ZP.

Hay ausencias destacables que han dado al traste con más de una quiniela de ministrables y quizás obedezcan a la necesidad de reforzar el segundo escalón de los ministerios o a la de controlar la actividad interna del partido sintonizándolo desde el primer momento con las acciones del nuevo Gobierno. Pronto sabremos, sin duda, el motivo.

Y, mientras tanto, el PSOE a lo suyo, a lo que ahora le toca, es decir, a tratar de reconstruir las ruinas que ha dejado tras de si el Atila rojo, Sr. Zapatero. Llama mucho la atención que buena parte de los que ahora abanderan la reconstrucción socialista son los mismos que de la mano de Zapatero han contribuido a la ruina de la casa y de la causa socialista (Chacón, López Aguilar, etc.). Es decir que los pirómanos socialistas se han convertido en bomberos. Y si pretenden hacer creer que la culpa del hundimiento socialista es responsabilidad exclusiva de Zapatero, mal empiezan.

En fin, lo que ahora toca es felicitar a los nuevos ministros y desearles muchos éxitos porque de que los logren depende el bienestar de todos los españoles.

Santiago de Munck Loyola.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Esperanza Aguirre.

Durante el tiempo que me dediqué a la política activa siempre mantuve una excelente relación política con Esperanza Aguirre antes de que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid que se remonta a su época de Concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid. Nos vimos por primera vez desde posiciones enfrentadas al trasladarle la posición inicial del PP de Rivas-Vaciamadrid en contra de la llamada “incineradora” de Valdemingómez.

Después coincidimos en numerosas ocasiones y en 2003 fui candidato a la Alcaldía de Rivas, por cuarta vez, por petición expresa suya y en contra de mi criterio e intereses personales. He de subrayar el hecho de que, a pesar de que ella no siempre cumpliera su palabra respecto a sus compromisos políticos conmigo, ello nunca supuso un alejamiento político por mi parte.

Durante los últimos 8 años, la actividad política de Esperanza Aguirre ha trascendido constantemente el ámbito autonómico madrileño. Su oposición al Gobierno de Zapatero ha sido dura y permanente. En unos casos se trataba de alzar la voz en la defensa de los intereses de los madrileños que eran tratados discriminatoriamente por el ejecutivo nacional, al igual que en el caso de los valencianos. En otros, se trataba directamente de posicionarse en el conjunto del debate nacional sin especial referencia a los asuntos regionales.

En todo caso, Esperanza Aguirre cubría un flanco electoral que parecía haber dejado desprotegido la estrategia política desarrollada por el equipo de Mariano Rajoy lo que, en alguna medida, le confería un liderazgo nacional y una cierta capacidad de alternativa, dentro del Partido Popular, para todos aquellos que no comprendían o no se encontraban cómodos con esa estrategia y que demandaban un rumbo opositor diferente a Rajoy.

Sin embargo, es indudable que la actitud desarrollada por Esperanza Aguirre ha sido traducida, acertada o erróneamente, por los comentaristas políticos como una actitud crítica con el mismo Rajoy y con todos cuantos le apoyaran. De esa traducción se deriva la certeza para muchos de la incompatibilidad política y los celos entre la Presidenta Regional madrileña y el Alcalde de la Capital, Gallardón. De esa traducción se deriva también, por ejemplo, que el fulminante cese del hasta ahora Secretario General madrileño, Granados, responda a los acercamientos del mismo hacia el núcleo colaborador de Mariano Rajoy, como lo fue hace unos meses el nombramiento a “dedazo” de corte estalinista de la Sra. Sánchez Ramos, descalificadora oficial de Rajoy, como candidata popular a la Alcaldía de Rivas.

La actitud política de Aguirre, la del “verso suelto” como algunos la definían, tras la derrota de marzo del 2008 y antes del Congreso de Valencia podía haber tenido cierto sentido, si hubiese servido para fraguar una alternativa a la estrategia política y al liderazgo de Mariano Rajoy y de su equipo. Pero no fue así, se quedó en un simple amago que no cristalizó, por la razones que fuesen, y, sin embargo, se ha venido prolongando en el tiempo generando una percepción pública de crítico distanciamiento que, en muchas ocasiones, ha hecho las delicias de los adversarios políticos del partido Popular y que también ha servido para desconcertar a no pocos militantes y votantes del Partido Popular. Incluso ha supuesto que muchos dirigentes locales madrileños se guarden todo lo que pueden de expresar públicamente ciertas simpatías o antipatías.

Para quienes creemos que las siglas están por encima de los personalismos y que conocemos algo la dinámica interna del Partido Popular y de muchos de sus dirigentes, resulta difícil aceptar que se trate tan sólo de lecturas distorsionadas de los medios de comunicación.

El liberalismo no se predica, se practica. Un liderazgo político sustentado, no sólo en las urnas, sino también en la “auctoritas” y el prestigio personal se puede y se debe ejercer de forma compartida sin temor alguno. Y un liderazgo compartido debe integrar la crítica política interna porque le enriquece. Todo lo que no sea así podrá ser muy efectivo a corto plazo, pero se disolverá por inconsistente con el paso del tiempo. El Partido Popular de Madrid siempre ha sido una organización sólida y fuerte que, bajo la Presidencia de Pío garcía Escudero, trabajó sin matices ni personalismos en pro de todos los candidatos y sin servir de caja de resonancia a ningún ego. Y debería seguir en la misma línea.

Los tiempos en política son fundamentales y eso es algo que se suele apreciar mejor desde fuera y, sobre todo, a posteriori. Lo que en 2008 podía haber sido una estrategia cuando menos interesante, hoy no lo es. Los ciclos pasan y se cierran. Y la inteligencia política está en saber percibirlo a tiempo. Hoy, con la que está cayendo, seguir transmitiendo ciertas sensaciones o dar lugar a que se puedan extender, aún no siendo ciertas, es simplemente un error.

Santiago de Munck Loyola

sábado, 24 de septiembre de 2011

El Impuesto sobre el patrimonio: insumisión fiscal.

Es evidente que la cercanía a unas elecciones no es el mejor momento para escuchar propuestas sensatas e inteligentes. Es difícil saber a qué se debe. O bien los políticos toman por tontos a la inmensa mayoría de los ciudadanos o realmente son ellos los tontos. El debate en torno al impuesto sobre el patrimonio es un buen ejemplo de ello y está siendo un verdadero espectáculo de incoherencias y demagogias aderezadas con importantes dosis de cinismo político.

Hace pocas semanas, los representantes de las grandes fortunas de Francia hicieron un ofrecimiento para pagar más impuestos con el fin de ayudar a la salida de la crisis en el País vecino. Esta propuesta obtuvo un eco rápido en nuestro país y se reabrió el debate sobre la fiscalidad centrándose, incomprensiblemente, en la necesidad de restablecer el suspendido impuesto sobre el Patrimonio. Enseguida, P. Rubalcaba se apresuró a erigirse en defensor del restablecimiento de este impuesto y nos deleitó con su interpretación teatral de que iba a pedirle al Presidente del Gobierno que lo restableciese. Dicho y hecho. Zapatero cuyo Gobierno, con P. Rubalcaba dentro, había retirado de la circulación en 2007 el citado impuesto porque “hablando con los ricos había comprobado que no lo pagaban” se apresuró a restablecerlo de manera solícita y diligente. Primero iban a recaudar más de 2.000 millones de euros que el candidato socialista iba a destinar a crear empleo juvenil. Después ya no eran tantos millones, parece que sólo iban a recaudar 500, y además iban a servir para pagar deudas de los Ayuntamientos. Todo un record: nunca una cuantía tan indefinible ha servido para tantos agujeros y descosidos. Y todo este circo envuelto además con soflamas y discursos altisonantes: que los que más tienen que paguen más, que los ricos tienen que contribuir más,… El Partido Popular, por su parte, argumentando por boca de sus innumerables portavoces que este impuesto no sirve, que su restablecimiento es dañino para la recuperación, que sólo va a servir para castigar a la clase media ahorradora, etc. En fin, toda clase de razones y argumentos para oponerse al impuesto y cuando llega la hora de la verdad en lugar de votar en contra, el Partido popular se abstiene. ¿Alguien entiende algo?

Así es nuestra clase política. En lugar de desarrollar un debate serio y constructivo, una jaula de grillos que no se sabe muy bien si suben o bajan por la escalera.

Hay algunos hechos y datos que parecen incuestionables en torno al Impuesto sobre el patrimonio. Hay que considerar, en primer lugar, que nuestra economía está al borde de la catástrofe, se diga lo que se diga. Hacen falta ingresos extraordinarios para paliar la pérdida brutal de ingresos que la recesión económica, con sus secuelas, implica para poder sostener unos niveles mínimos de atención social. Y justo es que quienes más tienen, más contribuyan a las cargas económicas del sostenimiento del estado. Pero constituye una demagogia de primer orden y una injusticia social profunda pretender que con el restablecimiento del Impuesto sobre el patrimonio en su actual configuración vaya a lograrse ese objetivo. Este impuesto, tal cual, va a recaer una vez más sobre las clases medias, no sobre los ricos de verdad, no sobre las grandes fortunas. Se ha repetido hasta la saciedad estos días y así lo ha reconocido prácticamente todo el mundo y, sin embargo, nadie ha dado un solo paso para corregir esta tremenda injusticia.

Se va a restablecer el Impuesto sobre el patrimonio de las personas físicas, no sobre el patrimonio de las personas jurídicas. Las grandes fortunas no tienen patrimonio propio, su patrimonio está en manos de personas jurídicas, de sociedades de distinto tipo, que están exentas de tributar sobre ese Patrimonio.

Los principios constitucionales de igualdad ante la Ley y de justicia y progresividad fiscal quiebran de manera inequívoca con esta precipitada decisión tributaria. ¿Que hay que volver a tributar por el Patrimonio? Vale, pero todos los patrimonios, los de los ciudadanos individuales y los de las sociedades también. Y además tributando de forma progresiva, a más patrimonio mayor tipo impositivo. Todo lo que no sea así es un fraude a la ciudadanía y una burla a la Constitución. Si consideramos además que las famosas SICAV siguen siendo un refugio seguro sin apenas tributación para los multimillonarios no queda más remedio que preguntarse sobre a quienes sirve nuestra clase política. Con que tan sólo tributasen las SICAV un poco más se recaudaría 5 veces la recaudación prevista con el impuesto sobre el Patrimonio. Así de sencillo.

Visto lo visto, si los gobernantes de Cataluña pueden negarse a cumplir las sentencias judiciales sin ninguna consecuencia penal por su desacato, a lo mejor los ciudadanos de a pie también podríamos declararnos insumisos ante una norma fiscal injusta, regresiva e inconstitucional sin tampoco padecer consecuencia negativa alguna. No sé. Habrá que pensarlo.

Santiago de Munck Loyola.

lunes, 23 de mayo de 2011

Rivas: Inmaculada Sánchez Ramos, la PParaca que hizo crack. Lo dije.

Los resultados electorales obtenidos por el Partido Popular de Rivas-Vaciamadrid el pasado 22 de mayo no han deparado sorpresa alguna. El 26, 70 % de los votos obtenidos por la candidata paracaidista sitúan al Partido Popular local en los niveles de voto del año 2003 cuando las tendencias electorales generales eran, a causa de la guerra de Irak, absolutamente desfavorables para el PP.

En al artículo publicado en este blog el pasado 10 de mayo, predije un porcentaje de voto para Esperanza Aguirre de un 36,5 % y el resultado final ha sido de un 35,43 % debido a que el resultado en la Comunidad ha sido menor del que vaticinaban algunas encuestas sobre las que basé la estimación y a que el diferencial medio entre el voto al PP de la Comunidad en Rivas y en la Comunidad ha disminuido un 1,19 %. En todo caso la diferencia es irrelevante. Baste señalar que el techo electoral de la candidatura autonómica del PP lo sigue conservando Alberto Ruiz Gallardón lo que debería a más de uno reflexionar sobre cómo y en qué circunstancias consiguió Alberto aquel resultado.

En aquel artículo también señalé que el PP de Rivas obtendría, en el mejor de los casos, un 30,26 % de los votos, basando esta estimación en que se mantuviese el diferencial medio entre el voto a la lista local y la autonómica y en que los electores no tuviesen en cuenta todos los aspectos negativos que contenía la lista de candidatos del PP de Rivas. Sin embargo, D.ª Inmaculada no ha sido capaz de mantener el diferencial medio que era del -6,24 y lo ha incrementado pasando al -8,73 %, es decir, casi 2,5 puntos más de diferencial negativo. Predije un 30, 26 % en el mejor de los casos y evidentemente no ha sido así. Caso tenía razón Esperanza Aguirre sobre D. ª Inmaculada Sánchez Ramos, no es que fuera una crack, sino que iba a hacer crack.

A pesar de todo el apoyo institucional que ha recibido la candidata, a pesar de todos los vientos favorables para el Partido Popular y a pesar de la enorme generosidad de los abnegados militantes del Partido Popular de Rivas-Vaciamadrid, D. ª Inmaculada Sánchez Ramos ha obtenido un mal resultado, lo pinte como lo pinte. Ha hecho una pésima campaña, soltando en los foros de Internet a unos cuantos forofos que han escrito toda clase de estupideces políticas mezclando a la Iglesia Católica, la corrupción, las jineteras cubanas, la incineradora inexistente y cuanto les ha venido bien en una espantosa ensaladera que los vecinos se han negado a poner en su mesa.

Mantengo lo dicho: la designación de esta candidata ha sido un tremendo error por todas las razones que en su día expuse y por los resultados que ha obtenido. Una candidata que ha venido cuestionando públicamente a Mariano Rajoy no era la cara más amable para encabezar una lista en Rivas. Una representante del llamado tea party español, pintaba en Rivas lo mismo que Leire Pajin en la beatificación de Juan Pablo II. Y a las pruebas me remito.

Hace ya unos años, el diputado popular autonómico José Cabrera Orellana, politólogo fino donde los haya que se transformó súbitamente de comerciante de baterías en “Técnico en Desarrollo Comercial, especialista en Mercado Internacional del Sector de Automoción” en cuanto ocupó un escaño, nos recriminaba a los militantes de Rivas que no obtuviéramos mejores resultados porque según él “con tanto chalet en Rivas, el PP tenia que ganar”. Pero, la realidad era y es que su sesudo análisis de la realidad ripense no le permitía percibir una realidad sociológica y política tan compleja como la que existe.

Va siendo hora de que en los despachos de la regional madrileña se apeen del burro, que analicen de verdad y a fondo el municipio, que aprendan a valorar y a comprender la gestión de quienes gobiernan el municipio y que se dejen de simplezas semejantes. Han tenido muchos años para apoyar al PP de Rivas y muy pocas veces, excepción hecha de Ruiz Gallardón, lo han hecho. Unos resultados electorales no se mejoran colocando a una panda de amiguetes, sin vinculación alguna con el pueblo, en los primeros puestos de la candidatura municipal. En esta ocasión lo que han hecho ha sido transmitir una imagen de arrogancia, prepotencia, desconocimiento y de desprecio a la militancia y al electorado.

Sinceramente y a la vista del resultado ¿ha merecido la pena vulnerar la democracia interna del Partido Popular de Rivas-Vaciamadrid? ¿Ha merecido la pena despreciar y humillar a sus militantes? Yo creo que no.

Santiago de Munck Loyola

martes, 10 de mayo de 2011

RIVAS: (y 3ª parte) ANTECEDENTES Y CONCLUSIONES ELECTORALES SOBRE EL PP.




Los datos ofrecidos en los dos anteriores artículos pueden servir para que cada cual establezca sus conclusiones y realice el pronóstico que considere oportuno, valorando además la trayectoria del Partido Popular en los últimos cuatro años, su candidatura así como el conjunto de la gestión municipal y de los demás partidos políticos.

A pesar de tratarse de datos objetivos las conclusiones siempre serán variadas y contrapuestas. Hay maneras muy curiosas de evaluar y valorar los mismos datos electorales. Sirva como ejemplo el resultado del año 2003, último año que tuve el honor de encabezar la candidatura del Partido Popular. La campaña electoral de 2003 estuvo centrada en el “No a la guerra”, apenas tuvieron relevancia alguna los problemas municipales.

La guerra de Irak sirvió a la izquierda para criminalizar a los candidatos populares y para eludir los debates domésticos. Rivas-Vaciamadrid no fue una excepción. En aquel entonces Esperanza Aguirre, candidata a la Presidencia de la Comunidad, obtuvo en Rivas un 30,77 % de los votos, perdiendo casi un 7 % respecto al resultado de Gallardón en 1999. Simultáneamente, la candidatura municipal obtuvo el 26,31 %, perdiendo un 3,91 % respecto a 1999. Pues bien, para algunos compañeros la pérdida de 7 puntos de Esperanza Aguirre era irrelevante y estaba justificada mientras que la pérdida de 3,91 puntos del PP local era un drama por el que había que cortar la cabeza al candidato. Curiosamente eran los mismos que o bien no habían ayudado en la campaña (como Marisa del Olmo) o, incluso, habían hecho campaña en contra.

Por ello, del mismo modo que unos datos objetivos pueden ofrecer conclusiones diferentes, también pueden conducir a pronósticos contrapuestos.

Partiendo de la base de que se cumplan las encuestas, el Partido Popular podría obtener en la Comunidad de Madrid un 54 % de los votos. Usando los datos anteriores, en Rivas-Vaciamadrid Esperanza Aguirre obtendría un 17,5 % menos (que es el diferencial medio desde 1994), es decir, un 36,5 % de los votos. Dado que el diferencial medio desde 1994 entre la candidatura autonómica en Rivas y la municipal es de -6,24 % (-12,19 % en el año 2007), lo lógico es que la candidatura Local del PP encabezada por la Sra. Sánchez Ramos obtenga el 22 de mayo próximo, en el mejor de los casos, el 30,26 % de los votos.

Subrayo el "en el mejor de los casos" porque un proceso electoral no es una mera cuestión de números. Existen factores políticos, sociales y humanos a tener en cuenta y en el caso de la candidatura del PP de Rivas-Vaciamadrid dichos factores no juegan precisamente a favor sino, más bien, en contra y con mayor incidencia negativa cuanto más sean conocidos por el conjunto del electorado.

Dichos factores negativos son:

-        Cuatro años de Oposición del PP en estado vacacional: pocas y flojas críticas al Gobierno Municipal muchas veces más próximas al “marujeo” que a la crítica política seria.
-         Escasa presencia de la Oposición en los medios de comunicación.
-         Divisiones internas y falta de voluntad integradora de la dirección local.
-         Una Presidenta Local que vende la cabecera de la candidatura de Rivas por el puesto 16 en la de las Rozas.
-         Presentación de una candidatura impuesta por la Dirección regional y sin aval democrático.
-         Una cabeza de lista “paracaidista” (igual que la mayoría de los primeros puestos de la lista), desconocedora del municipio y sin experiencia municipal, alejada de la línea centrista de Mariano Rajoy y de discutibles principios éticos.
-         Algún miembro de la candidatura del que más vale que no se hable mucho.
-         Un discurso incoherente: oponerse a una presunta incineradora (que no es tal) y apoyar con su silencio los proyectos de ampliación de Valdemingómez.

Estos aspectos negativos, que no cuentan con contrapesos negativos significativos que pudieran compensarlos, son hechos perfectamente contrastables que en la medida en que se difundan mermarán las posibilidades electorales del Partido Popular de Rivas-Vaciamadrid y confirmarán, seguramente, el error que ha supuesto vulnerar la democracia interna de la organización local para beneficiar a personas y grupos desvinculados a la misma y al municipio.


Santiago de Munck Loyola


viernes, 6 de mayo de 2011

RIVAS: (1ª parte) ANTECEDENTES ELECTORALES DEL PP

Hoy, 6 de mayo, ha comenzado la cuenta atrás para llegar a la cita con las urnas el 22 de mayo. Desde hace semanas, en los foros de Internet se desarrollan debates sobre el resultado electoral que puede darse en Rivas-Vaciamadrid. Los pronósticos, en muchas ocasiones, se basan más en simpatías o antipatías que en datos más o menos objetivos. Es muy difícil realizar un pronóstico ajustado. Todos somos conscientes de que hasta las mejores encuestas a veces fallan estrepitosamente.
Por mi parte no pretendo aventurar ningún resultado, pero sí ofrecer algunos datos sobre el comportamiento electoral en el municipio en relación al Partido Popular que puedan servir de ayuda para quien lo desee.

En el primer cuadro, figuran los porcentajes obtenidos en las distintas convocatorias por el PP de Rivas en las Municipales (PP Rivas), los porcentajes autonómicos del PP de la Comunidad de Madrid y la diferencia porcentual existente entre ambos.


1991
1995
1999
2003
2007
PP Rivas
10,03
30,86
30,22
26,31
23,90
PP C.M.
14,42
32,02
37,37
30,77
36,09
Diferencia
-4,39
-1,16
-7,15
-4,46
-12,19


Como puede observarse el PP local siempre obtiene un porcentaje inferior a la candidatura del PP autonómica y la menor diferencia entre la candidatura local y la autonómica se produce en 1995 (-1,16%) y la mayor diferencia en 2007 (-12,19%).

Como datos a considerar existen los siguientes:

-          El candidato en 1991, 1995, 1999 y 2003 es Santiago de Munck.

-          La candidata en 2007 es Marisa del Olmo.

-          En 1991 es la primera vez que el PP presenta una lista con vecinos de la localidad.

-          En 1995 el PP y los independientes concurren fusionados.

-          En 1999 Ruiz Gallardón inaugura el Metro.

-          En 2003 las elecciones se celebrar en plena resaca del No a la Guerra.

-          En 2003 la candidatura local aparece tocada por divisiones internas.

-          En 2007 Marisa del Olmo provoca dos escisiones que se plasman en dos nuevas candidaturas.

 En el segundo cuadro se recogen los porcentajes que la candidatura autonómica del PP obtiene en Rivas-Vaciamadrid, el porcentaje del PP a nivel autonómico y la diferencia entre ambos.


1991
1995
1999
2003
2003 (2)
2007
PP C.M. Rivas
14,42
32,02
37,37
30,77
28,40
36,09
PP CM Madrid
43,22
50,97
51,07
46,67
48,48
53,21
Diferencia
-28,80
-20,95
-13,70
-15,90
-20,08
-17,12


Es una constante que el porcentaje de la candidatura autonómica del PP en Rivas siempre queda por debajo y a bastante distancia del porcentaje regional.

La media del diferencial es de -19,09 puntos.

Como datos a considerar existen los siguientes:

-          El candidato autonómico en 1991,1995 y 1999 es Alberto Ruiz Gallardón.
-          La candidata autonómica es en 2003, 2003 (octubre) y 2007 Esperanza Aguirre.
-          El mejor resultado en Rivas lo obtiene Gallardón en 1999.
-          Igualmente el diferencial menor le corresponde a Gallardón el mismo año.
-          En 2003, mientras que Esperanza Aguirre mejora los resultados en las elecciones de octubre a nivel autonómico respecto a las de mayo los resultados en Rivas empeoran aumentando el diferencial negativo en más de un 4 % en seis meses.
En el tercer cuadro, pueden compararse los porcentajes de la candidatura municipal del PP de Rivas respecto al porcentaje autonómico del Partido Popular.


1991
1995
1999
2003
2007
PP Rivas
10,03
30,86
30,22
26,31
23,90
PP C.M.
43,22
50,97
51,07
46,67
53,21
Diferencia
-33,19
-20,11
-20,85
-20,36
-29,31

El dato más relevante de esta comparación es que durante los años 1995, 1999 y 2003 el diferencial negativo se mantiene muy estable, en torno al 20 % y que en 2007 este diferencial se agrava en casi 10 puntos, llegando al 29,31 %.

Santiago de Munck Loyola