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lunes, 20 de julio de 2015

Más de lo mismo en la Diputación Provincial de Alicante.


Que finalmente el Presidente Provincial del PP, José Ciscar, no haya resultado elegido presidente de la Diputación Provincial de Alicante gracias al veto de Ciudadanos es una buena noticia para todos cuantos trabajan por la regeneración de la política y de las instituciones. Bien es verdad que este veto de Ciudadanos a José Ciscar tiene toda la pinta de una venganza política del líder provincial de Ciudadanos, Emigdio Tormo ripollista de pro, más que a una cuestión de principios éticos y políticos. Al fin y al cabo, Ciudadanos ha dado el poder de la institución provincial a un partido que no sólo no se ha movido un centímetro en favor de la regeneración democrática, sino que, además, cuenta entre sus filas de diputados provinciales con un imputado. Gracias a Ciudadanos se ha producido un cambio de caras, pero no de políticas y se deja la institución provincial en manos de un partido responsable directo de la marginación presupuestaria de nuestra Provincia, de políticas despilfarradoras e insolidarias y de decenas de casos de corrupción sin que, hasta el día de hoy, nadie haya entonado un “me culpa” ni pedido perdón a los alicantinos por tanta desvergüenza.

Pocos cambios pueden esperarse en la política a desarrollar por la nueva Diputación Provincial a pesar de la buena imagen del nuevo Presidente, César Sánchez, pupilo y colaborador directo de José Ciscar. No hay que olvidar que en el PP se dirige y se somete a los cargos públicos a las directrices del partido dejando poca autonomía política a los cargos institucionales. Y la prueba más palpable la veremos en cuanto se proceda a nombrar a toda esa pléyade de cargos a dedo, asesores y directores, que lastran el presupuesto público. La lista de gente buscando acomodo en la mamandurria provincial es inmensa tras el desastre electoral de las elecciones municipales y será la dirección provincial del Partido Popular la que se ocupe de premiar a los buenos y castigar a los malos indicándole al Presidente de la Diputación a quién tiene que contratar y a quien no. Cuentan que hay ex cargos públicos populares que, en un alarde de ignorancia administrativa, se ofrecen hasta de conserjes. Y no voy a dar nombres.

Si el nuevo Presidente de la Diputación, César Sánchez, quisiera o pudiera dar muestras de su talante regenerador y de su autonomía política podría empezar su mandato con toda una batería de gestos políticos: eliminar el 90 % de los cargos de confianza, suprimir todos los coches oficiales y eliminar ese infame acuerdo aprobado en la legislatura pasada por el PP y el PSOE que permite a los grupos políticos de la Diputación desviar la asignación económica para sus gastos de funcionamiento en la Diputación al pago de los alquileres de las sedes de sus partidos. Estoy prácticamente convencido de que no lo va a hacer porque ni su partido, ni seguramente Ciudadanos, se lo van a permitir.

Salvo imprevistos, a los alicantinos nos esperan en la Diputación más de lo mismo y mientras tanto nuestra Provincia seguirá siendo marginada por el Estado y por la Generalidad Valenciana, administración en cuyo Gobierno el peso de Alicante es prácticamente nulo.

Santiago de Munck Loyola

jueves, 25 de junio de 2015

Ciscar, un aspirante incompetente para la Diputación.


Hay cosas que en política son incomprensibles. Es incomprensible que en un partido político como el Partido Popular que acaba de perder la friolera de 140.000 votos en la provincia y, con ello, numerosas alcaldías no se haya movido nada. Es incomprensible que no se haya producido en su seno un debate profundo, una autocrítica para analizar las causas y corregir los errores. Es incomprensible que no se haya producido ni una sola dimisión de los responsables políticos de esta debacle electoral. Y es aún más incomprensible que el principal responsable de ello, el Presidente provincial José Ciscar, no sólo continúe en su puesto, sino que además ahora aspire a presidir nada menos que la Diputación Provincial de Alicante.

Este señor, por si fuera poco, además de no poder exhibir en su favor un resultado electoral presentable, tampoco puede presentar como aval los resultados de su gestión a favor de nuestra provincia como miembro del Gobierno valenciano. Todo lo contrario, ha sido responsable de la discriminación presupuestaria y de la marginación económica que durante los últimos años y con especial intensidad ha padecido la provincia de Alicante a manos de la Generalidad Valenciana.

José Ciscar ni siquiera puede exhibir como mérito para Presidir la Diputación Alicantina una trayectoria política ejemplar, un talante democrático y conciliador o un acreditado compromiso con la regeneración democrática y la lucha contra la corrupción. Todo lo contrario, José Ciscar y su secretario provincial, José Juan Zaplana, representan lo peor de la vieja política, del pasteleo institucional y del caciquismo.

Ambos con la colaboración de muchos otros ahora travestidos de renovadores y con la pasividad de la militancia popular han dejado al Partido Popular alicantino hecho unos zorros, en una organización sin vida interna, en una simple maquinaria electoral gastada y oxidada en la que se suceden las traiciones, las reyertas y los cambios de chaqueta para ver dónde encuentran acomodo los vividores y los profesionales de la política.

No es de extrañar pues que quien tiene ahora la llave para decantar la Presidencia de la Diputación hacia la izquierda o hacia la derecha, Ciudadanos, se oponga a que alguien con el siniestro perfil de José Ciscar pueda llegar a presidirla. Hay quien atribuye esta negativa a una especie de venganza personal del Coordinador de Ciudadanos, Emigdio Tormo, en tiempos hombre de confianza de Joaquín Ripoll, contra José Ciscar. Incluso el propio Ciscar ha tenido la cara dura de sugerir que tras esa oposición pudiera haber motivos relacionados con el caso Brugal, insinuación absolutamente fuera de lugar sobre todo viniendo de alguien que ha sido incapaz de explicar su propia vinculación con la trama Gürtel puesta en evidencia en los informes de la UDEF.

Sean cuales sean los motivos de fondo de Ciudadanos para vetar a José Ciscar como Presidente de la Diputación lo cierto es que sobra para hacerlo con los motivos aparentes. Se trata de una cuestión de higiene democrática para la política alicantina y para la institución provincial que debe dejar de ser un coladero de amigotes y enchufados y un instrumento en manos de políticos de la catadura de José Císcar al que le falta incluso la generosidad política suficiente como para renunciar a su candidatura con el fin de que el Partido Popular no pierda el gobierno de esta importante administración.

Santiago de Munck Loyola

http://santiagodemunck.blogspot.com.es

lunes, 4 de mayo de 2015

Tres Diputaciones, tres marrones, un mismo PP.


¿Qué tendrán algunas Diputaciones para generar tanta porquería? ¿Qué tendrán para atraer a tanto desaprensivo? De todo, pero quizás las preguntas adecuadas serían ¿qué tiene el PP para que produzca tanto pirata de la política? ¿Qué tiene el PPCV para que en su seno prosperen y sean elevados a los puestos de más alta responsabilidad señores como Joaquin Ripoll, Carlos Fabra o Alfonso Rus?

A la vista está que algo muy serio falla en la estructura de un partido cuando coloca a presidir las tres Diputaciones de la Comunidad Valenciana a “políticos” que han terminado siendo protagonistas de titulares periodísticos y no precisamente por sus excelencias en la gestión de estas administraciones públicas. El PPCV ha conseguido que las tres Diputaciones de nuestra Comunidad, Castellón, Alicante y Valencia, se hayan convertido en motivo de escándalo y vergüenza para todos los ciudadanos, para los sufridos contribuyentes cuyos impuestos se han convertido en botín de los “elegidos” del PP. Estos abnegados trabajadores de lo público no tenían suficiente con disfrutar y abusar de coches oficiales de alta gama (un abuso insoportable), de chófer las 24 horas del día, de retribuciones más que generosas habida cuenta su preparación para el cargo, de tarjetas visa para convites y regalos y de todo el boato asociado a las instituciones que presidían o presiden, sino que, además, al amparo de la misma todo indica que se han buscado unos “extras” para mitigar su duro sacrificio en pro de la ciudadanía.

Las Diputaciones en España son administraciones locales sin elección directa de sus gestores, Presidentes y Diputados provinciales no son elegidos por los ciudadanos en las urnas ni se someten, por tanto, al escrutinio de las mismas cada cuatro años. Los Presidentes y Diputados provinciales son designados por los partidos políticos entre los concejales electos en la provincia. Por tanto, la composición de la Diputaciones obedece exclusivamente al reparto de cuotas de poder en el interior de los partidos políticos y no al interés general, ni a las preferencias directas de los votantes. Constituye evidentemente una anomalía el hecho de que unas administraciones públicas que mueven miles de millones de euros cada año escapen al control democrático de los votantes. Siendo así, es evidente que el espectacular resultado de las tres diputaciones de nuestra Comunidad obedece exclusivamente al juego interno de poderes en el seno del PPCV. ¡Vaya intereses!

Y si al déficit de legitimidad democrática de las Diputaciones sumamos la ausencia de democracia interna en algunos partidos políticos, como el PPCV, logramos el cóctel perfecto para que se produzcan los escándalos como los que estamos conociendo. Cuando los afiliados de un partido no tienen nada o muy poco que decir a la hora de designar a sus candidatos tampoco pueden controlarlos. Cuando el principal mérito para ser candidato o para ser designado en puestos de responsabilidad política no es el apoyo de las bases del partido, ni la preparación intelectual, ni la trayectoria profesional, sino el amiguismo, el nepotismo o el tráfico de influencias es normal que terminen aterrizando en los puestos de responsabilidad un gran número de incompetentes o de aprovechados, de gente sin formación o sin escrúpulos.

Seguramente muy pocos afiliados del PP de Alicante habría elegido a la actual candidata a la Alcaldía para ese puesto y menos siendo prima del Secretario Provincial del partido y seguramente ninguno habría elegido como número tres de esa candidatura municipal a un señor de Teulada, el Sr. Ciscar, que ni vive ni trabaja en la ciudad, que se ha caracterizado en su gestión autonómica por discriminar presupuestariamente a la provincia y a la ciudad de Alicante, y cuyo objetivo declarado no es servir a los vecinos de la ciudad, sino servirse de ellos para marcharse, precisamente, a intentar presidir la Diputación provincial, ese oscuro objeto de deseo, ese “marrón” en el balance político del PPCV.

Santiago de Munck Loyola


domingo, 14 de diciembre de 2014

El patio revuelto.


A cinco meses de las próximas elecciones municipales y autonómicas el patio político alicantino no podía estar más revuelto, aunque nunca se sabe habida cuenta las peculiaridades de algunos de los personajes que transitan por los distintos partidos políticos. Los movimientos son incesantes, los cuchillos vuelan, los rumores se disparan y aflora la peor cara de algunos sujetos. Las ambiciones desmedidas, el ansia de poltrona, la ausencia de un “modus vivendi” alternativo de quienes han hecho de la política su único medio de subsistencia no hacen sino subrayar el rostro más feo y menos amable de la política. A ello contribuye además la incertidumbre de los posibles resultados que las encuestas señalan y que se pueden resumir en una drástica disminución de la cuota de poder del hasta ahora partido mayoritario, el Partido Popular, y en un imprevisible reparto para el resto, con la posibilidad de éxitos para nuevas opciones.

Espectáculo señalado y lamentable el del Partido Popular de la Comunidad Valenciana y, en especial, el del PP de Alicante con unas expectativas electorales bastante negras. Resulta especialmente bochornoso ver el Presidente Fabra mendigar firmas y avales para ser, por primera vez, candidato a la Presidencia de la Generalidad a la que accedió de rebote sin pasar por las urnas. Dar ese paso revela cierta candidez por su parte porque las negativas, más o menos explícitas, que ha recibido eran de esperar y especialmente la del Presidente popular alicantino José Ciscar (“Tu quoque, Brute, fili mi”), un arribista y oportunista reconocido ávido de ser él mismo el candidato. Y si son ciertos los rumores según los cuales José Ciscar no estaría mal visto en Génova para ese puesto sería la confirmación de que en Madrid siguen ignorando lo que ocurre en nuestra provincia y de que, sencillamente, pasan de los alicantinos. José Ciscar y su ayudante José Juan Zaplana son los responsables de haber situado el PP alicantino a la cola del furgón de la regeneración, de haber roto al PP en numerosos municipios, de tutelar y proteger a Sonia Castedo y, en definitiva, de la pésima imagen del Ayuntamiento de Alicante. Ahora pretenden ponerse el traje de la regeneración y, la verdad, les queda muy estrecho, intentan lavarse la cara sacrificando a su protegida, pero llegan tarde, ya han hecho todo el daño que podían hacer a Alicante. A todo ello, resulta poco edificante contemplar al Secretario General popular, José Juan Zaplana, teniendo que dar explicaciones de los contratos que dio a dedo a uno de los implicados en la red corrupta Púnica. Y mientras tanto, los concejales del PP en el Ayuntamiento de Alicante, Valor, Castillo, Barcala, Seva… (los cómplices políticos de Sonia Castedo) realizando toda clase de maniobras y de declaraciones para desmarcarse y para ver si consiguen situarse bien en la era poscastedo. ¡Ridículos y patéticos!

Claro que si bochornosa es la situación del PP alicantino, no lo es menos la situación del Partido Socialista que ha hecho de la división interna su principal seña de identidad. Los socialistas no se renuevan ni aunque venga a verlos el mismísimo Pedro Sánchez. Unos y otros, socialistas y populares, están más que nunca “a lo suyo” que no es precisamente “lo de los ciudadanos”, hartos, atónitos y asqueados del politiqueo. Buen ejemplo de ello es la bancada municipal socialista completamente fracturada mientras que el alcaldable Gabriel  Echávarri, con “tics” autoritarios más que notables, que en teoría venía a regenerar su partido se dedica a fichar como loco a antiguos colaboradores del Partido Popular, curiosa regeneración, seguramente para  ver si se le “pega” algo a su descabalada organización. La verdad es que lo de los socialistas alicantinos no tiene nombre. Parece que trabajan a destajo para ayudar al crecimiento de Podemos. Y estos últimos aprovechando y creciendo mientras deshojan la margarita de la fórmula para comparecer en las elecciones  y mientras engullen al resto de las formaciones de izquierda. Sin programa, sin propuestas pero con mucho marketing y mucho populismo terminarán por rentabilizar el trabajo y la estructura de formaciones como Esquerra Unida.

Y hablando de fracturas y numeritos la de UPyD en la Comunidad Valenciana y en nuestra provincia tampoco tiene nada que envidiar a la socialista, al fin y al cabo, la cabra siempre tira al monte y UPyD no deja de ser una escisión del PSOE. Y es que los ramalazos autoritarios de Dª Rosa terminan por sacudir a toda la organización y de ahí las salidas en bloque de militantes magentas. Y los que se pasan de UPyD a Ciudadanos en la Provincia de Alicante salen de Málaga para meterse en Malagón porque Ciudadanos, en nuestra Provincia, no termina de despegar gracias o por culpa del hecho poco conocido de estar bajo el control de antiguos colaboradores del ex presidente provincial popular Joaquín Ripoll. El mensaje limpio y renovador que Albert Rivera está tratando de exportar desde Cataluña al resto de España tiene serias dificultades de credibilidad en Alicante a causa del origen político y, en consecuencia de los métodos de expansión, de la cúpula de esta organización.

Así las cosas, siguen existiendo dos grandes retos en la política alicantina: de una parte, movilizar a todos los ciudadanos que no quieren experimentos y que no siendo de izquierdas no pueden volver a confiar en un partido que les ha traicionado y abandonado y, de otra, atraerlos a un proyecto nuevo y centrado que anteponga por primera vez los intereses de Alicante a cualquier otra consideración. Y cada día somos más los que estamos dispuestos a afrontar estos retos.

Santiago de Munck Loyola